Mons. Uriona: 'Purificar nuestro corazón reconciliándonos con Dios'
- 11 de abril, 2025
- Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El obispo de Río Cuarto presidió la misa Crismal en el santuario de San Cayetano, donde el clero renovó sus promesas. Animó también a "renovar nuestra vida a la luz de la misericordia del Padre".

El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, presidió el jueves 10 de abril en el santuario San Cayetano la misa Crismal, que fue concelebrada por todo el clero.
La celebración tuvo también un especial énfasis en este Año Jubilar y fue acompañada por el lema "Peregrinos de la Esperanza", donde el presbiterio renovó sus promesas sacerdotales.
Monseñor Uriona recordó que esta celebración fue precedida por una ceremonia penitencial "donde expresamos como comunidad sacerdotal el deseo de purificar nuestro corazón reconciliándonos con Dios a través de la Iglesia y renovando así nuestra vida a la luz de la misericordia del Padre manifestada en Cristo crucificado".
Centrándose en el evangelio de Lucas, el prelado destacó cómo Jesús cumplió la profecía de Isaías sobre el ungido del Señor. "Ahora, el ungido, el enviado, está en el final de su misión terrena. Se acercan ya las horas de los días espantosos y, a la vez, santos, en el curso de los cuales la Iglesia, cada año, acompaña, mediante la fe y la liturgia, el último paso del Señor, su Pascua", manifestó.
Monseñor Uriona subrayó que en esta celebración "los presbíteros y los diáconos, juntamente con el obispo, celebramos la liturgia de la bendición del crisma, del óleo de los catecúmenos y del óleo de los enfermos", como preparación para la Pascua. Enfatizó que todos los bautizados participan de la unción, "desde el niño recién nacido hasta el venerable anciano gravemente enfermo que se acerca al fin de su vida".
Al referirse específicamente a los sacerdotes, citó las palabras del profeta Isaías: "Ustedes serán llamados 'Sacerdotes del Señor', se les dirá: 'Ministros de nuestro Dios'", recordándoles que además de la unción bautismal, "también han sido ungidas nuestras manos, con las cuales debemos renovar Su propio sacrificio sobre tantos altares de nuestra diócesis y del mundo".
Monseñor Uriona concluyó pidiendo oraciones por los sacerdotes fallecidos durante el año, por quienes se reincorporan al ministerio, por los futuros sacerdotes y por las vocaciones, encomendando a todos a María Inmaculada, "Madre de los sacerdotes".+