Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Urbanc llamó a refundar la Patria en Dios para enderezar su rumbo

  • 6 de octubre, 2021
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
Los servidores de la beatificación de Fray Mamerto Esquiú participaron el 4 de octubre, de una misa en acción de gracias presidida por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc.
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En el día de la conmemoración de San Francisco de Asís, y a un mes de la beatificación de Esquiú, los servidores  que colaboraron en las celebraciones agradecieron a Dios por el paso a los altares del fraile catamarqueño.

La Eucaristía fue presidida por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, y concelebrada por el vicario general y presidente de la Comisión Diocesana para la Beatificación de Esquiú, presbítero Julio Murúa; el rector de la catedral basílica y santuario del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Valle, presbítero Gustavo Flores; y el responsable del Área de Liturgia de la beatificación, presbítero Víctor Hugo Vizcarra.

La celebración tuvo lugar en la catedral, donde el obispo agradeció “a Dios Padre que en su divina providencia ha querido regalarnos para nuestro tiempo la gracia de la beatificación del obispo Esquiú, a quien le concedió muchos favores que él pedía, pero de un modo muy patente fue la curación de la niña Ema Pacheco Paz, gracias a la que la Iglesia pudo reconocer el favor directo de Dios por la intercesión de su humilde servidor Mamerto de la Ascensión”.

Asimismo, expresó su gratitud “a todos los que de una u otra manera colaboraron desde hace décadas, como a los que en estos meses se pusieron al hombro la celebración del rito de beatificación: los papas Benedicto XVI y Francisco, la Orden Franciscana, con sus postuladores y vicepostuladores, la arquidiócesis de Córdoba, las diversas comisiones procanonización, entes gubernamentales del Poder Ejecutivo provincial y municipal, y del legislativo nacional, provincial y municipal, los medios de comunicación social, escritos y audiovisuales, las parroquias de San José de Piedra Blanca y San Roque de La Paz, la comisión mixta de la diócesis de Catamarca, de la arquidiócesis de Córdoba y la Orden Franciscana, y tantos laicos servidores para las diversas tareas preparatorias”.

"Hace un mes hemos vivido algo inédito en nuestra provincia, hemos sido testigos y protagonistas de una gesta única que deberá quedar registrada en los anales de la historia de nuestra provincia y de la Argentina", destacó el prelado. "Y justo venimos a celebrarla en el 795° aniversario de la pascua de quien fuera el modelo inspirador de vida del beato Esquiú, San Francisco de Asís, que nos dejó el legado de que se puede y vale la pena imitar a Jesucristo pobre en medio de los pobres, y optando como estilo de vida el prescindir de las seguridades que ofrece el mundo, abocándonos de lleno a ser instrumentos de paz, por medio de la vivencia de una auténtica fraternidad universal sin fronteras, respetando, cuidando, valorando y siendo agradecidos a Dios por todo lo que Él ha creado, a ejemplo del pobre de Asís”.

El prelado se refirió luego a la parábola del Buen Samaritano, y animó a seguir el ejemplo de Esquiú, sobre todo en su preocupación por los pobres. "Cuenta un periodista -recordó- que fue a Córdoba para entrevistar a Esquiú, y que al solicitar la dirección del prelado le dijeron que fuera a tal calle y que donde viera un montón de pobres, allí era la residencia del obispo”.

"La beatificación de Esquiú nos dejó una ardua tarea a todos: clérigos, políticos, legisladores, gobernantes, empresarios, docentes, educandos, comunicadores sociales, periodistas, operarios, progenitores, economistas, sindicalistas. Tenemos que conocer a fondo la vida, la obra, la fe y las motivaciones profundas de este prohombre de la Patria y de la Iglesia; de manera que honremos con nuestra correcta conducta diaria la memoria de este regalo que Dios nos está haciendo, y así logremos enderezar el rumbo errático que llevamos como sociedad y como nación, a la que tenemos que refundar en Dios, para ser fieles a las enseñanzas que nos legó en su famoso sermón sobre la Constitución nacional por el que fue conocido y apreciado por los grandes políticos y pensadores de nuestra patria”.

Finalmente, rogó "a Nuestra Madre del Valle, de la que fue fiel hijo, como también a San José, a quien veneraba con devoción, que nos ayuden a ser comprometidos y responsables ciudadanos, poniendo en práctica las saludables enseñanzas de nuestra fe cristiana. Que vivamos con coherencia la fe recibida en el bautismo y transformemos el corazón y la realidad según las enseñanzas y ejemplos de Jesús y los santos, para que el suelo que nos acoge sea bendecido con nuestro obrar cotidiano, y así podamos gozar de la bienaventuranza junto a nuestro amado beato Mamerto Esquiú y su gran inspirador para seguir a Jesús, pobre, casto y obediente, el humilde San Francisco de Asís”.

En representación de los servidores de la ceremonia de beatificación de Esquiú, varias personas acercaron las ofrendas de pan y vino hasta el altar, y dos cofres con trozos de adobe de la casa natal del beato que quedarán, uno en la catedral y otro en el templo franciscano de Catamarca.+