En el marco del 30° aniversario de su fallecimiento, en las comunidades diocesanas se reza una novena por el primer obispo de esa jurisdicción, pidiendo por su pronta beatificación.
Se trata de una carmelita descalza que vivió y murió con una sonrisa en los labios. Internada con un cáncer avanzado, permanecía alegre y, al morir, su rostro quedó fijado en un gesto de profunda paz.
Oraciones, canciones, vivas a la Virgen y al cardenal Pironio, y hasta un "pogo" al ritmo de Alma Misionera, fueron los puntos culminantes de la Vigilia Juvenil frente a la basílica de Luján.
Surgidos de la cincuentena de causas iniciadas para canonizar a religiosos, clérigos y laicos, los ya proclamados testimoniaron su fe y su fidelidad al Evangelio con su vida y aun con la muerte.