Viernes 22 de noviembre de 2024

Mons. Olivera relató su encuentro con el Papa: "una gracia especial"

  • 6 de marzo, 2019
  • Ciudad del Vaticano
El obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, relató su experiencia luego de su encuentro con el papa Francisco en el Vaticano. "Regreso con aliento, con entusiasmo, reconfirmado para seguir trabajando en el servicio que el Santo Padre me confió", afirmó.
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El obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, se encuentra en Europa, donde luego de visitar Polonia, mantuvo un encuentro con el papa Francisco en la Biblioteca Privada de Palacio Apostólico.

En su paso por Polonia, el prelado recorrió el Camino de las Huellas de San Juan Pablo II y se reunió con el obispo Castrense de ese país.

Luego, llegó al Vaticano donde mantuvo un encuentro con el papa Francisco en la Biblioteca Privada de Palacio Apostólico. "Siempre es una gracia especial estar con el Santo Padre y más poder escuchar sus consejos, compartir el ministerio, es algo muy fuerte, dos hermanos obispos, sucesores de los apóstoles, pero con él, el primado, sucesor de Pedro".

"Para nosotros, que somos llamados a colaborar como obispos por la llamada concreta del Santo Padre (en mi caso en su momento cuando Benedicto XVI me nombró obispo de Cruz del Eje, en Córdoba, y en el caso de nuestro papa Francisco, cuando me nombró obispo Castrense de la Argentina), el de esta audiencia ha sido un tiempo muy de Gracia, el compartir las actividades diocesanas Castrenses, haber repasado este año y medio en este Servicio, sentirme realmente alentado y confirmado para este llamado, realmente vuelvo reconfortado, agradecido".

En una entrevista, monseñor Olivera informaba que pudo "compartir bien desde el corazón las dificultades y también las alegrías que implica ser obispo Castrense en la Argentina, hablando de todas las realidades de mis fieles, de toda situación que hace a la existencia de un obispo que acompañe a los militares, a las Fuerzas Seguridad y a sus familias".

"Regreso con aliento, con entusiasmo para seguir trabajando, como me lo ha dicho el propio Santo Padre, de continuar con la labor de este servicio, que él mismo me confió, con un corazón en paz y con una actitud verdaderamente de Padre", reconoció.



Consultado sobre cómo notó al papa Francisco, el prelado detalló: "Al Santo Padre lo he visto muy bien, siempre conocedor del corazón humano, el escuchar sus consejos me dio mucha paz y mucha serenidad interior. El hablar, el ser escuchado por él, pero específicamente su incentivo, me sirven también para sostener dificultades que se presentan a veces por miserias humanas, lo que implica que este servicio de obispo Castrense no siempre sea comprendido en la totalidad de su misión".

"Realmente fue un encuentro muy bendecido, estoy muy contento de haber escuchado al Santo Padre, de contarle el camino recorrido y lo que estoy haciendo. Escuchar del Papa que siga, que continúe como hasta ahora en esta misión, en este servicio, es extremadamente reconfortante y me colma de gran alegría".

Como delegado episcopal para la Causa de Todos los Santos de la Argentina, monseñor Olivera manifestó: "También pude compartir y le dio por cierto muchísima alegría al Santo Padre, saber sobre el comienzo de estudio de un supuesto milagro del siervo de Dios Enrique Shaw. El Papa manifestó una vez más su admiración por este Siervo de Dios y la importancia que tiene que pronto pueda ser puesto como modelo para los empresarios y modelo de laicos", explicó.

"Hablamos de la causa de la Hna. Bernardita quien es italiana pero que perteneció a la Congregación Argentina, Hermanas Pobres Bonaerenses de San José. En mayo comienza la instrucción diocesana de la sierva de Dios hermana Bernardita, quien fue tan querida por el propio papa Francisco cuando él, en sus tiempos de Jesuita en Argentina, en San Miguel, provincia de Buenos Aires, en el noviciado era maestro de novicios".

Monseñor Olivera pudo conversar también con Su Santidad de su reciente viaje a Polonia. "Le conté sobre mi visita a Polonia, donde recorrí el camino de las Huellas de San Juan Pablo II, y también donde pude apreciar el valor y significado que representa para el pueblo polaco su figura. Ese valor no sólo del pasado, del presente, y lo que significa para el futuro de Polonia. Allí, el papa Francisco me dijo: ??Ha sido un hombre muy de Dios, ha sido un hombre extraordinario??".

"Le señalé que sería muy importante que venga a nuestro país, que es muy querido, no sólo por nosotros hoy, sino por el futuro, puesto que tener un Papa argentino y tan querido es significativo. Su visita, efectivamente sería un buen recuerdo para las generaciones futuras, a nuestro país, le hará mucho bien su llegada, no sólo en el presente, sino al futuro de nuestra Patria", señaló el prelado.

"Pidámosle la Gracia a la Virgen María para que pronto pueda estar entre nosotros de visita el Santo Padre, para llegar a su pueblo, a su tierra que tanto quiere, los más sencillos, los más pobres", rezó el obispo. Consultado sobre si se habló de alguna fecha en la agenda concreta, allí nos adelantó: "Hay muchos motivos para celebrar el año próximo en nuestro país, el año próximo, conmemoramos los 500 años de la Primera misa celebrada en el sur de nuestra tierra Argentina".

Además, evocaremos cuatro siglos de la aparición de la imagen de la Virgen del Valle. El 8 de diciembre de este año iniciamos un Año Mariano Nacional y particularmente la arquidiócesis de Buenos Aires está celebrando un importante aniversario". En tal sentido, señalaba, "pidamos al Señor confiados por esta Gracia para el bien de nuestra Patria y como subrayo, tanto para este presente, pero también para las futuras generaciones, para que recuerden para siempre la presencia y la existencia de un Santo Padre argentino, de nuestra tierra, de nuestra gente, de nuestro pueblo".

Antes de concluir la audiencia, el Santo Padre se tomó unos segundos para buscar algo que tenía especialmente reservado para poder sellar este cálido encuentro, característica que lo define siempre tan afectuoso. La gran sorpresa fue ver que obsequiaba al obispo Olivera, y por su intermedio a toda la diócesis una medalla con la imagen de la Santísima Virgen, su especial bendición y protección a todo el Obispado.+