Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Olivera llamó a vivir el Adviento con presencia y oración

  • 3 de diciembre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
En el primer domingo de Adviento, el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, envió una carta pastoral a la comunidad
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El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, envió una carta pastoral a la comunidad con motivo del tiempo de Adviento que acaba de comenzar.

El prelado consideró que el pasaje evangélico de este fin de semana “Estén prevenidos y oren incesantemente” nos da la clave "para vivir y aprovechar este Tiempo de Gracia –siempre nuevo, no un tiempo más, como me gusta remarcar– de modo que no nos pase desapercibido".

El prelado escribió esta carta para acompañar y ayudar a la comunidad en el camino del Adviento, y destacó que, al tratarse de una diócesis personal, este mensaje es oportuno para llegar a todos "y para que experimenten que los tengo presentes, que rezo por ustedes y confío que rezan también por mí".

"Me gustaría pedirles, especialmente, a los Jefes de nuestras Fuerzas, que reciban esta Carta desde la fe. Es un pedido y deseo de su obispo. En estos casi cinco años que los voy conociendo, encuentro, sin duda, hombres y mujeres de fe que me alientan en esta difícil misión".

Y animó a caminar juntos en un camino sinodal diocesano que responde al llamado del papa Francisco: "Quisiera animarlos a participar de esta propuesta diocesana sinodal, cuando sean convocados o consultados por sus respectivos capellanes junto a los animadores pastorales del Sínodo. Sabiendo que esto nos hará mucho bien, a ustedes el poder expresarse con la libertad de los hijos de Dios y, a nosotros, escuchar con un oído y un corazón atentos para transitar- ya sea, en algunas cosas por el mismo rumbo o cambiando en otras que nos reconocemos desorientados- el camino apasionante y desafiante del Evangelio".

"Sabemos de lo importante que es para la misión de las Fuerzas, el trabajar 'en Conjunto', de ello depende el éxito de cada misión", y exhortó a "estar", a una presencia necesaria para preparar el corazón para la llegada de Jesús. "Porque Él es la Navidad. Jesús es la Navidad". Estar, señaló, implica “no borrarse”, y llamó a pedir la Gracia de estar.

"En nuestra diócesis, nosotros obispos, capellanes y diáconos, sabemos que debemos 'estar donde nuestros fieles están', sabemos que muchas veces el inicio de la aventura evangélica, razón de ser de toda nuestra vida, comienza por ese 'estar', a veces callado, pero es presencia y testimonio que da su fruto".

Y en cuanto a estar prevenidos, siguiendo la propuesta de Jesús, monseñor Olivera recordó que "Dios previó todo para nuestra salvación. Él nos da el ejemplo. Al punto tal que, para ello, previó habitar nuestro suelo y asumió -sin dejar de ser Dios- nuestra propia carne, 'en todo igual a nosotros menos en el pecado'".

"Para encarnarse eligió una joven creyente del Pueblo de Israel, la Virgen María y también eligió un “padre adoptivo” para cuidar de ambos, un santo custodio con corazón de padre y esposo, san José, cuyo año en su honor estamos culminando".

En ese sentido, insistió en preparar el “lugar privilegiado” donde Jesús quiere reposar, "el pesebre de nuestro corazón, de nuestra familia, de nuestras comunidades". 

Y continuando con la propuesta de Jesús: “Estén prevenidos y oren…”, el obispo castrense destacó la segunda actitud del “estar” que nos propone Jesús: “estar orantes”.

“Orar es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”, recordó, y se detuvo en dos signos que ayudan a la oración: el Pesebre y el arbolito de Navidad.

En cuanto al pesebre, recordó lo expresado por el papa Francisco: “El belén, (el pesebre) en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se hizo hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”. Al respecto, reflexionó: "Como vemos, contemplar el pesebre nos ayuda en el caminar juntos (sínodo) y nos 'mete' de lleno en el trato de amistad con Aquel que nos 'amó hasta el extremo', gustando estar con Él".

Y siguiendo con el pensamiento del Papa, propuso el otro signo navideño, el “arbolito”. "Creo que nos hace mucho bien, ver en los espacios públicos como en nuestros hogares particulares, la presencia de estos signos. Es algo que debemos fortalecer o recuperar en nuestro pueblo argentino", invitando a promoverlo, ya que "ayuda a la oración, porque nos hace caer siempre en la cuenta del tiempo de gracia que estamos viviendo".

Por último, compartió "una fuerte y clara llamada a ser estos evangelizadores, no tener miedo ni vergüenza de decirnos y ser cristianos. Expresar también exteriormente nuestra fe con valentía, impregnados de la alegría de la Navidad y valientes testigos de su amor".

"Contemplamos al que es el 'Príncipe de la Paz', y esto nos recuerda que, mayoritariamente los fieles de nuestra diócesis, hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y Federales de Seguridad, están para la custodia de la Paz, para preservar la paz. En su misión de la defensa de nuestras tierras, de la soberanía y de nuestro pueblo, deben tener presente siempre esto: recordar que todo hombre es nuestro hermano".

"Para ello, los animo a anidar, en el corazón, sentimientos de justicia y de verdad y, también, sentimientos de misericordia que nos hace más fuertes. En definitiva y, fundamentalmente, sentimientos de amor, que supone buscar siempre el bien del otro. Incluso de aquel que se muestra como 'amenaza' para nuestro Pueblo. Debemos cuidar de su vida, como toda vida, que- siempre- es valiosa".

"Hablando de los capellanes, aprovecho a pedirles que recen por nuestra perseverancia y santidad. Recen por nuestros seminaristas. Recen también por las vocaciones sacerdotales, no sin preocupación y dolor, les comparto que no pocas veces experimento las necesidades y reclamos de muchos de nuestros fieles y no poder responder duele el corazón, tenemos en nuestro seminario cinco jóvenes, son pocos ante tanta necesidad, y ante la pregunta, ¿Hay crisis de vocaciones? Yo, más bien creo que hay crisis de respuestas. Acompañemos a nuestros jóvenes que son llamados para que, teniendo una mirada generosa y de fe, se animen a una respuesta inmediata". 

Finalmente, propuso una oración:

Pequeño Niño de Belén, esperanza nuestra,
Que vuelves a nacer y nos das la certeza
De que eres el Emanuel -Dios siempre con nosotros-
Reunidos en la mesa familiar, te hacemos centro de nuestro hogar
Te contemplamos junto a San José -varón justo de Israel y hombre sin doblez,

y a la Virgen María, orgullo de nuestra raza y modelo de fe.

Sagrada Familia de Nazaret, no vayan de paso esta noche ni se apresuren en marchar,
Porque esta familia castrense hoy les ofrece su Hogar,
No como peregrinos, sino para que ya no se marchen más.
Quédense en nuestros corazones y dennos la alegría de la Navidad. Amén.+

» Texto completo de la carta pastoral