Mons. Ojea: 'En medio de este mundo sin corazón, aparece la Virgen'
- 11 de diciembre, 2024
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Que la inocencia de la Inmaculada nos contagie a todos y nos entusiasme a evangelizar", propuso el obispo sanisidrense, y sugirió "recurrir a la inocencia cuando invade una violencia sin límite".
En su reflexión por la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, repasó fragmentos de la última encíclica del Papa Francisco, sobre "el amor de Dios".
"El mundo está perdiendo el corazón; bastaría mirar y oír a las ancianas de las distintas partes en pugna en la guerra, cautivas de estos conflictos devastadores: es desgarrador verlas llorando a sus nietos asesinados o escucharlas desear la propia muerte, porque se han quedado sin la casa donde han vivido siempre; ellas, que muchas veces han sido modelos de fortaleza y resistencia a lo largo de vidas difíciles y sacrificadas, ahora que llegan a la última etapa de su existencia, no se les ofrece una merecida paz, sino angustia, miedo e indignación. El recurso de decir que la culpa es de los otros, no resuelve este drama vergonzoso de ver llorar a abuelas sin que se nos vuelva intolerable ese signo de un mundo sin corazón", citó.
"En medio de este mundo sin corazón, de este mundo de una violencia y una crueldad inusitadas; en medio de este mundo, aparece la Virgen; la Virgen sin pecado, concebida sin mancha de pecado; ella es la única inocente", destacó.
El prelado sanisidrense explicó que "'inocente' quiere decir 'no dañado', y ella no está dañada. El Señor la ha preservado del pecado para poder preparar una morada digna para Él mismo, pero el Señor nos la entrega, la hace Madre nuestra".
"Por eso, nosotros podemos recurrir a la inocencia cuando estamos invadidos por una violencia sin límite, por la globalización de la indiferencia y por una gran dureza de corazón, fruto del individualismo feroz en el que estamos viviendo; volver a ella, volver a su inocencia", planteó.
"Nuestro pueblo venera la imagen de la Virgen Inmaculada, y así las peregrinaciones a Itatí, a la Virgen del Valle, a Nuestra Señora de Aparecida en Brasil, a la Virgen de Caacupé, a la Virgen del Milagro en Salta y a nuestra querida Virgen de Luján: son todas imágenes de la Inmaculada Concepción, y nuestro pueblo peregrina incesantemente hacia esas imágenes, queriendo tocar la inocencia, llegándole, como dice el Evangelio de hoy, la alegría", puntualizó.
"La alegría que es propia del Evangelio, esa alegría que no es ruido, pero es la alegría que transmite el gozo de tener en el corazón al mismo Dios", diferenció, y añadió: "La alegría, luego la confianza ilimitada; todo es posible para Dios, la fe y el abandono total en la voluntad de Dios".
Tras llamar a "no tener miedo, a confiar en ella", sostuvo: "Ella puede transformarnos, ella puede reconducir, ella puede hacer que todo lo que vivimos en unión con ella lo podamos trasladar a los demás; y, de esta manera, a través de la alegría del Evangelio, transformar el mundo".
"Que la inocencia de la Inmaculada Concepción nos contagie a todos y nos entusiasme a evangelizar", concluyó.+