Mons. Adolfo Uriona destacó la protección que la comunidad ha experimentado por parte de la Inmaculada desde sus orígenes. "Nuestra Madre tiene una sensibilidad especial por todos sus hijos", expresó.
El arzobispo presidió la misa de la Inmaculada en el predio mariano de Guaymallén, donde abrió el Año Jubilar, Vocacional y Misionero, con el lema "todos llamados, todos enviados, todos celebrando".
"Mira al atormentado pueblo ucraniano, israelí y palestino", le pidió a María en Plaza de España. También dejó una "Rosa de Oro" ante el ícono de la Virgen en la basílica de Santa María la Mayor.
En la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa señaló que "el asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas simples" permitieron a María mantener su corazón libre de pecado.