Martes 3 de diciembre de 2024

Mons. Ojea: 'El gran tesoro de la Iglesia es Jesús'

  • 10 de noviembre, 2024
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo destacó la confiaba que la viuda del Evangelio tenía en la Providencia, al punto de entregar todo en la limosna. Por eso, aseguró, "el Señor la quiere señalar como un verdadero modelo".
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El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, señaló que el Evangelio de este domingo comienza con palabras fuertes de Jesús a los escribas y fariseos. "Vivían para la exterioridad, para la apariencia, el cuidado exagerado de la propia imagen; pero además ganaban a costa de la piel de los pobres y explotaban también a las viudas", describió. 

"Después de estas diatribas de Jesús a la clase dirigente de su país, vemos como el Señor detiene su mirada en esta viuda que deposita todo lo que tenía para la limosna del templo", puntualizó.

"El Señor está en cada detalle: ¿quién miraba a una viuda? La viuda despojada de todo bien en tiempos de Jesús, eran peor que los jubilados de hoy; no tenían ningún tipo de protección social, quedaban totalmente marginadas", comparó y consideró que "la viuda también simbólicamente representa la Iglesia. La Iglesia que no tiene a su Señor, pero que lo espera, que vive para Él".

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina destacó que "el gran tesoro de la Iglesia es Jesús y esta viuda vivía y confiaba en la Providencia y por eso entrega todo lo que tenía para vivir y el Señor la quiere señalar como un verdadero modelo". 

"Se arroja en manos de la Providencia con una enorme valentía, se queda la intemperie, sabiendo que el Señor la va cuidar y es modelo de una Iglesia que espera a su Señor y que centra su mirada solamente en Él; la esperanza en Él", subrayó.

Monseñor Ojea expresó que "el ejemplo de esta viuda que no tiene nombre en el Evangelio, pero que simboliza la entrega total en manos del Señor, nos estimule a tener menos miedo, a cuidarnos menos en el sentido de tener que privarnos de riesgos cuando se trata del amor a Dios y del amor al prójimo".

"Que el Señor nos enseñe el arrojo de esta mujer para dejarnos entregar en las manos del Señor", concluyó.+