Sábado 27 de abril de 2024

Mons. Mestre: 'Jesús, nuevo templo, renueva nuestra espiritualidad'

  • 7 de marzo, 2024
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Jesucristo, el templo auténtico de Dios, nos hace templos de Dios a cada uno de nosotros de forma personal, pero también como Iglesia, familia, comunidad", aseguró el arzobispo platense.
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En el tercer domingo de Cuaresma, el arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre,  a la luz de las lecturas bíblicas que narran el conflicto desatado en torno al Templo de Jerusalén, ofreció tres puntos de reflexión, sintetizados en tres palabras: Interior, Templo, Violencia.

“La actitud de Jesús -dijo- en este episodio no es una reacción principalmente moral o ética, sino más bien teológica. La expulsión es un gesto profético eficaz, con el que Jesús inaugura, antes de la Pasión, el culto nuevo, en ‘espíritu y verdad’, donde el centro no es el edificio ni determinadas prácticas rituales, sino el mismo Señor, muerto y resucitado, que da vida nueva a toda la humanidad”.

El Señor conoce lo que hay en el interior del ser humano
El arzobispo platense señaló que “es muy significativa la frase con la cual concluye el Evangelio de hoy: Jesús conoce el interior de cada uno de nosotros. Esta afirmación puede llevarnos a realizar un examen sereno de nuestra vida y preguntarnos qué hay en nuestro interior hoy”. 

“Llegando a la mitad de la Cuaresma de este año, ¿qué tenemos en el corazón para presentarle al Señor?: lo bueno, lo regular, lo malo... Incluso hasta pensar si puedo ayudar a algún hermano a que mire su propia interioridad”, continuó. 

Además -agregó- “el gran desafío será el de crecer para el bien, la verdad y la belleza, partiendo de lo que hay en el interior de cada uno de nosotros, que siempre necesita ser purificado”.

Jesús, el nuevo templo, renueva nuestra espiritualidad
Monseñor Mestre aseguró también que el encuentro con Jesús, “nuevo templo, es lo que define y renueva nuestra espiritualidad. No podemos vivir atados a esquemas antiguos y perdernos la novedad de vida y de gracia que brota del Misterio Pascual, de la muerte y resurrección del Señor”.

“Jesucristo, el templo auténtico de Dios, nos hace templos de Dios a cada uno de nosotros de forma personal, pero también como Iglesia, familia, comunidad”, manifestó.

¿Existe ira y violencia en Jesús?
“La ira es un pecado capital. Si en Jesús hubiera ira, sería un pecador y, por lo tanto, no podría ser Dios. Por eso, en el Señor no hay ira ni violencia destructiva. Jesús, en su naturaleza humana posee, como verdadero hombre que es, el apetito sensitivo irascible, también llamado movimiento pasional irascible”, enfatizó. 

“¿En qué consiste? No en ira ni en violencia destructora, sino en la inclinación firme del corazón a la consecución de un bien, más allá de las dificultades. Es decir, es la lucha clara y firme para oponerse a todo lo que no está bien”, precisó. 

Y finalizó: “Es lo que acontece en este signo profético de la expulsión de los vendedores del templo. Actúa de forma elocuente y decidida, pero sin dañar a nadie, sin destruir a ninguna persona. Se supera así la tentación de la tibieza y la cobardía, para ser verdaderamente audaz en clave evangélica”.+