Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. García Cuerva ordenó cuatro nuevos diáconos en Buenos Aires

  • 11 de marzo, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo porteño les recordó que la vida pastoral "no es un manual, sino una aventura eucarística", y los animó a vivir su ministerio siendo testigos del Resucitado con alegría y pasión.
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El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva, presidió el 9 de marzo, en la catedral metropolitana, la misa de ordenación diaconal de Ernesto Fabián Coria, Ariel Adrián Duarte, Franco Darío Lombisano y Pedro Agustín Ravarotto.

En su homilía, el prelado invitó a los ordenandos a dejarse mirar por Jesús y a siempre tener la mirada del Señor para con los demás: “Déjense ‘misericordiar’, encontrándose con sus ojos de ternura. Tengan una mirada empática con la vulnerabilidad de todos. Que quienes se encuentren con ustedes no se sientan examinados ni vigilados. Mirando como Jesús, animen, entusiasmen y levanten en la dignidad a tantos hermanos que sufren la más profunda angustia existencial”.

“Queridos hermanos, sientan cada mañana, en la oración personal, la voz del Señor que los llama y les recuerda que son sus discípulos, que caminan tras sus huellas y que Él es el único maestro”, animó, y recordó que el “Sígueme” de Jesús fue firme y amoroso a la vez, porque unía identidad y misión.

En ese sentido, llamó a prestarle “sus voces para anunciar al mundo que Dios nos ama y que nos quiere hermanos. Que sus voces sean proféticas, anunciando la Buena Noticia del Evangelio y denunciando las injusticias y atropellos con nuestros hermanos más pobres”.

Recordando la figura de Mateo, que de recaudar y juntar fue invitado a entregarse, a darse por completo, les recomendó: “Hermanos, no se guarden nada. Compartan sus vidas con el pueblo de Dios. No sean diáconos de título privado. Entreguen su vida por Jesús; siempre cerquita de la gente, escuchando, alentando, acompañando”.

Al respecto, describió: “Queremos ser hermanos frágiles que compartimos la vida con otros, que, también débiles y pecadores, la pelean todos los días”.

“Queridos Fabián, Ariel, Franco y Pedro, eligieron Este evangelio para la misa de ordenación diaconal. Que San Mateo los interpele siempre, que experimenten la misericordia divina en sus vidas, que escuchen diariamente el ‘Sígueme’ de Jesús y se levanten para ir detrás del Maestro”, insistió.

A su vez, les recomendó: “Siéntense en las mesas del dolor de la ciudad de Buenos Aires junto a los hermanos que están solos, junto a los que están en la calle, junto a los tristes y depresivos, junto a los que más sufren la crisis económica, junto a los enfermos en los hospitales, junto a los presos, junto a los que lloran un ser querido en los cementerios. No 'tercericen' su presencia allí donde hay más dolor y sufrimiento. Ahí tenemos que estar, porque somos servidores de todos por amor de Jesús”.

Monseñor García Cuerva recordó, además, que “diácono se permanece para siempre; porque, como dice Francisco, servir quiere decir estar disponibles, renunciar a vivir según la propia agenda, estar preparados para las sorpresas de Dios. La vida pastoral no es un manual, sino una ofrenda diaria; no es un trabajo preparado en la mesa, sino ‘una aventura eucarística’”.

“Anuncien con su vida y sin vergüenza que somos pecadores, perdonados y salvados por Cristo, y que en su mesa hay lugar para todos. Sean verdaderos testigos del Resucitado con alegría y pasión, y recuerden, siempre, que no es grande el que manda sino el que sirve”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía