Domingo 5 de mayo de 2024

Mons. Mestre se despidió de la comunidad diocesana de Mar del Plata

  • 9 de septiembre, 2023
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Gracias por estos seis años de ministerio pastoral que nos permitió vivir juntos a lo largo y lo ancho de todo el territorio diocesano. Los voy a extrañar mucho", expresó durante la homilía.
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El arzobispo electo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, se despidió de la diócesis este sábado 9 de septiembre durante la misa que se celebró en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia, que estuvo colmada de representantes de la comunidad diocesana de Mar del Plata, de la que fue pastor por seis años. 

La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, y los sacerdotes del clero local. También participaron de la celebración, el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro; autoridades municipales y provinciales; miembros del Concejo Deliberante local y de otras ciudades aledañas; el intendente de Lobería, Juan José Fioramonti; de Villa Gesell, Gustavo Barrera; el intendente interino de General Madariaga, Marcos Jovanovic; el rector de la universidad FASTA, Juan Carlos Mena; la directora de la ANSES, Fernanda Raverta; autoridades judiciales; representantes de diversos credos y fuerzas armadas, religiosas, religiosos, colegios de la diócesis, entre otros.

En la homilía, monseñor Mestre manifestó: “Hoy, esta Eucaristía, tiene el matiz existencial particular dado que el pastor se despide de su comunidad. El padre de la Iglesia particular parte para servir a Dios y a su Pueblo en otro lugar. Reunidos en comunidad, hacemos acción de gracias por lo vivido en estos seis años”.

En este contexto y a la luz de los textos bíblicos compartidos, propuso tres puntos para meditar sintetizados en tres palabras: gracias, desarraigo, equipo.

En el primer punto, recordó que “para los que tenemos fe, una saludable acción de gracias, siempre mira en primer lugar a Dios. Él, y solo él, es la fuente de todo lo bueno que nos acontece y por eso a Dios le damos gracias. Le damos gracias por la Iglesia universal y la Iglesia diocesana de Mar del Plata que es madre y hogar. Nos sumamos al samaritano sanado por Jesús en el Evangelio y con él damos gracias al Señor".

“¡Gracias Señor por la vida y por la fe! ¡Gracias Señor por el regalo de la Iglesia particular de Mar del Plata! ¡Gracias porque en esta Iglesia experimentamos la sanación interior, somos restaurados por los sacramentos, somos redimidos por tu gracia! ¡Te reconocemos actuando en nuestra vida y te damos gracias!”, continuó.

“El salmo del día, en clima de bendición y alabanza, de glorificación y acción de gracias, nos invita ‘a gustar la bondad del Señor’. Quisiera que este sea el clima y lo más importante de nuestra celebración de hoy, que juntos gustemos la infinita bondad de nuestro Dios. Que demos gracias por estos seis años de ministerio pastoral que nos permitió vivir juntos a lo largo y lo ancho de todo el territorio diocesano”, agregó.

Monseñor Mestre aseguró que “la despedida que hoy compartimos, y las diversas que tuve a lo largo de este mes y medio, me han dejado al límite de mi afectividad. La intensidad de mis emociones y el latir de mi corazón han sido muy fuertes en este tiempo”. 

“Ni al entrar al seminario, ni al ordenarme, ni al aceptar los oficios pastorales que tuve hasta ahora, experimenté con tanta fuerza las palabras de Dios a Abrám que escuchamos en la primera lectura: ‘Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré’. Siempre las medité de forma más romántica y hoy, con mucho realismo, las experimento en el desarraigo que implica dejar la diócesis de Mar del Plata, dejarlos como obispo a todos y cada uno de ustedes”, reconoció.

“Me resulta muy duro desarraigarme y no tener la presencia de padre, hermano y amigo en tantas cosas lindas de la vida de la diócesis. Por eso, pidámosle juntos a Dios, que este desarraigo sea realmente fecundo y dé mucho fruto de bien, de verdad y de belleza para las Iglesias de Mar del Plata y de La Plata”, enfatizó.

El obispo y futuro arzobispo destacó: “Mirando los seis años recorridos, veo que lo bueno que he podido hacer en nombre y por la gracia de Dios, es porque siempre detrás de cada gesto pastoral del obispo había un equipo que sostenía y ejecutaba. Valoro de corazón el haber tenido equipo para llevar adelante en el Espíritu mi servicio como pastor”.

“El trabajo sinodal, el trabajo en equipo, es un signo distintivo de la Iglesia particular de Mar del Plata desde el momento fundacional con el pastoreo de monseñor Enrique Rau. En épocas donde la palabra sinodal no estaba de moda, el Pueblo de Dios presente en la diócesis, asumía desde el inicio una verdadera dinámica sinodal”, subrayó.

Finalmente, monseñor Mestre deseó que “con la fuerza del Espíritu Santo y el nuevo pastor que el Señor les regalará, puedan mantener vivo, potenciar y perfeccionar siempre la capacidad de trabajar en equipo para el servicio del Reino. Los voy a extrañar mucho”.

Antes de la bendición final, religiosas, laicos y un sacerdote brindaron unas palabras de agradecimiento al obispo saliente y un grupo de niños de la diócesis le obsequiaron una cruz pectoral como un presente en nombre de la comunidad diocesana.+

» Texto completo de la homilía