Martes 16 de abril de 2024

Mons. Castagna: "La fe como visión de la realidad"

  • 2 de julio, 2021
  • Corrientes (AICA)
"El Evangelio se constituye en un llamado explícito a orientar toda la vida según Cristo", recordó el arzobispo emérito de Corrientes, y afirmó que "nadie podrá diluirlo" con conceptos extraños.
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El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, afirmó que “la incredulidad es el rechazo de la revelación, que Dios hace de Sí, frente a sus interlocutores humanos”.

“A Dios gracias no está generalizada, aunque la práctica de la fe religiosa demuestre -en nuestro pueblo- una consistencia muy despareja”, expresó en su sugerencia para la homilía.

El prelado recordó que “el Evangelio se constituye en un llamado explícito a orientar toda la vida según Cristo” y advirtió: “Nadie podrá diluirlo con conceptos extraños a su contenido, o con prácticas morales que lo contradigan. Su aplicación requiere de un servicio pastoral alejado de todo partidismo político o ideológico”.

“Se percibe el desliz intelectual de algunas personas de nuestro medio -muy ilustradas pero que carecen de fe-, que intentan una lectura incorrecta de la realidad que las cuestiona y agobia. Desde la perspectiva de tales intelectuales es imposible una clara percepción de la Palabra y de la doctrina dimanada legítimamente de ella. De allí su oposición sistemática a la Iglesia Católica, y a quienes la representan”, concluyó.

Texto de la sugerencia
1.- Como uno más. Jesús es muy del Cielo, gracias a su naturaleza divina, pero también muy de la tierra, por su condición humana. Nace de María Virgen, por prodigiosa intervención del Espíritu Santo, y, por ello, es David el ancestro que define genealógicamente su pertenencia al Pueblo judío. Después de una breve estadía en Egipto, crece, hasta su edad adulta, en Nazaret. El texto de Marcos, que acabamos de proclamar, lo muestra como miembro joven de una comunidad que celebra el Sabbat, desde la noche del viernes hasta la del sábado, incluyendo una reunión litúrgica en la Sinagoga del lugar. Así lo relata San Marcos: “Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada…” (Marcos 6, 1-2)

2.- Nadie es profeta en su tierra. Sus vecinos, al conocer sus orígenes, se sorprenden hasta el escándalo. “Escándalo” es el término que utiliza San Marcos. Les parece increíble que aquel joven, que vieron crecer, y cuya familia conocen casi desde siempre, manifieste tal sabiduría y realice tales prodigios. Nadie es quien es, entre los suyos, sino lo que ellos piensan que es: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. (Marcos 6, 4) Los resortes psicológicos de tal actitud, muy común, malogran las mejores relaciones familiares y de vecindad. Jesús se somete a esa desalentadora reacción, proveniente de los más cercanos, sin dejar de identificarla y calificarla: “Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe”. (Ibídem 6, 5-6) En el transcurso de su itinerario misionero destaca la fe de sus seguidores y responde a sus demandas. Lo hace de inmediato, atribuyendo el resultado milagroso a la fe - poca o mucha - de quienes suplican el prodigio: “Hija, tu fe te ha salvado”. (Marcos 5, 34)

3.- La metodología “humana” de Dios. Es preciso superar un enorme obstáculo. Me refiero a la incredulidad ocasionada por el trato diario, y la negativa a reconocer la verdad en la honesta aportación de los demás. Cristo no varía de metodología: elige personas simples, limitadas y frágiles. A través de ellas ofrece la verdad y la gracia. No podrán ser reemplazadas por destacadas personalidades del mundo del poder, de la ciencia y de la farándula. Él mismo no cambia de decisión, mientras el elegido no se auto excluya, como lo hizo el desventurado Judas Iscariote. Es oportuno recordar la afirmación del Apóstol San Pablo: “Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables”. (Romanos 11, 29) Al recomponer su relación con el Maestro, Pedro es confirmado en la original elección como piedra, sobre la que Cristo ha decidido erigir su Iglesia: “Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella”. (Mateo 16, 18) Las únicas condiciones para el desempeño de una responsabilidad, en el proyecto de difusión del Evangelio, - o de cualquier otro, en el mundo - son la humildad y el amor.

4.- La fe como visión de la realidad. La incredulidad es el rechazo de la revelación, que Dios hace de Sí, frente a sus interlocutores humanos. A Dios gracias no está generalizada, aunque la práctica de la fe religiosa demuestre - en nuestro pueblo - una consistencia muy despareja. El Evangelio se constituye en un llamado explícito a orientar toda la vida según Cristo. Nadie podrá diluirlo con conceptos extraños a su contenido, o con prácticas morales que lo contradigan. Su aplicación requiere de un servicio pastoral alejado de todo partidismo político o ideológico. Se percibe el desliz intelectual de algunas personas de nuestro medio - muy ilustradas - pero, que carecen de fe, e intentan una lectura incorrecta de la realidad que las cuestiona y agobia. Desde la perspectiva de tales intelectuales es imposible una clara percepción de la Palabra y de la doctrina dimanada legítimamente de ella. De allí su oposición sistemática a la Iglesia Católica, y a quienes la representan.+