Viernes 3 de enero de 2025

Mons. Adamczyk: 'La puerta de Dios está siempre abierta, sólo hay abrirle el corazón'

  • 31 de diciembre, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
El nuncio presidió la apertura del Año Santo en la catedral castrense Stella Maris. Participaron el obispo Santiago Olivera y capellanes de las Fuerzas Armadas. Presencia de autoridades nacionales.
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El nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, presidió la apertura solemne del Año Jubilar del Obispado Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad de la Argentina. 

El representante papal estuvo acompañado por el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, y capellanes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad. Participaron de la Eucaristía el secretario de Culto de la Nación, Nahuel Sotelo; el ministro de Defensa, Luis Petri; y autoridades de Fuerzas Armadas, agregados militares, religiosas y fieles castrenses.

Reunidos en una de las puertas de ingreso al predio de la sede de la Armada Argentina, donde se encuentra la catedral castrense Stella Maris, se realizó la apertura del Jubileo de la Esperanza e ingresando al templo en procesión.


En la homilía, monseñor Adamczyk recordó que, en la vigilia de Navidad, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, para iniciar el Año Santo.

"¿Qué puerta debemos abrir?", preguntó y respondió: "Evidentemente debemos abrir con toda nuestra libertad, la puerta de nuestra fe" y precisó que hay que abrir la puerta "al Rey de la Gloria, a Cristo Jesús nuestro Señor y Salvador".

"No puedo aquí no recordar las palabras del santo Juan Pablo II que, al comienzo de su pontificado, en octubre de 1978, gritó: '¡Hermanos y hermanas! ¡No tengan miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad! ¡No teman! ¡Abran más todavía, abran de par en par las puertas a Cristo!'", memoró.

El nuncio sostuvo que, en su convocatoria, el Papa invita a "reflexionar de manera especial sobre la esperanza cristiana" y señaló que por eso el lema del Año Santo es "Peregrinos de la esperanza".

"Para acoger el regalo del nacimiento del Señor, el Papa recordó que estamos llamados a ponernos en camino con el asombro de los pastores de Belén, y retoma el relato del Evangelio que fue proclamado en la Sagrada Eucaristía de Nochebuena: 'Esta es la señal para recuperar la esperanza perdida: renovarla dentro de nosotros, sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y de nuestro mundo rápidamente'", citó.

"Hoy celebramos la apertura del Jubileo, en el Domingo de la Sagrada Familia. Las personas más queridas en nuestras vidas son papá y mamá. No importa cuántos años tengamos, sino que, recordando a nuestros padres, sentimos siempre muchas bellas emociones en nuestro corazón", indicó.

"Ser madre y padre no es fácil, sino una de las más altas y dignas misiones que Dios ha confiado a los seres humanos. Todos nosotros debemos tanto a nuestros padres. No hay modo de la suficientemente la deuda hacia nuestros padres, les debemos tanto, tanto. Hay un único modo de mostrar agradecimiento a nuestros padres: ser nosotros mismos, una buena madre, un buen padre y, a quien, como yo o los demás que han escogido el camino de la vocación o del celibato, ser buena religiosa, buen sacerdote, buen hombre o buena mujer", ejemplificó.


Monseñor Adamczyk lamentó que "no se aprecie suficientemente a la familia" y planteó: "Los amigos van y vienen, mientras sólo la familia es un apoyo que dura por toda la vida. Cuando hay dificultades y problemas, ¿dónde volver sino a donde están los padres? ¿Quiénes nos comprenden y nos ayudan sin ningún interés?

"Solo nuestros padres, nuestros hermanos y hermanas. La fiesta de hoy nos sirve para poner de relieve todos los valores de la familia. No hay mejor lugar para nacer, para crecer que en familia", sostuvo.

El nuncio citó a Francisco para insistir en la necesidad de abrir el corazón a Cristo.

"Jesús, Dios con nosotros, nace para ti, para nosotros, para todo hombre y mujer. Y con Él florece la alegría, con Él la vida cambia, con Él la esperanza no defrauda. Y así es la puerta de Dios, está siempre abierta para nosotros, somos nosotros los que debemos hacer un paso y abrir nuestro corazón a Él", concluyó.

Antes de concluir la celebración eucarística, monseñor Adamczyk bendijo la imagen de san Juan Pablo II y descubrió una placa recordatoria donde se lee: "La asistencia espiritual de los militares es algo que la Iglesia ha querido cuidar siempre con extraordinaria solicitud (Spirituali militum curae)".+