Jueves 25 de abril de 2024

Marcelo Diez "siente algo", aseguran cuando se define retirarle o no el soporte vital

  • 24 de abril, 2014
  • Neuquén (AICA)
Un grupo de investigación periodística conformado por estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue entrevistó a las personas más cercanas a Marcelo Diez, el hombre neuquino que permanece desde hace 19 años en estado vegetativo y a quien intentan retirarle el soporte vital del alimento y el agua. Entre los testimonios recogidos, oyeron a Nélida Barreiro, una de las cuidadoras, quien aseguró que Marcelo Diez "siente algo".
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Un grupo de investigación periodística conformado por estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue entrevistó a las personas más cercanas a Marcelo Diez, el hombre neuquino que permanece desde hace 19 años en estado vegetativo y a quien intentan retirarle el soporte vital del alimento y el agua. Entre los testimonios recogidos, oyeron a Nélida Barreiro, una de las cuidadoras, quien aseguró que Marcelo Diez "siente algo".

Días atrás, la diócesis de Neuquén había manifestado su preocupación frente al dictamen de la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, que avaló el pedido de las hermanas de Marcelo Diez para quitarle los soportes vitales. Para el obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli SCJ, retirar la nutrición del paciente implicaría dejarlo morir de inanición.

Barreiro comentó su experiencia como voluntaria del Luncec, el centro donde se cuida al paciente en cuestión. Confesó que, al conocerlo, se apenó de que, siendo tan joven, estuviera postrado en una silla. También aseguró: "Nosotros, en nuestra experiencia, aseguraríamos que él siente algo, porque escucha las voces y cambia su actitud".

La mujer, vinculada a la Iglesia, relató una experiencia vivida con el paciente que le hizo oponerse al retiro de la comida y del agua: "Fue un día jueves, cuando nos juntamos con otros pacientes del Luncec. En esas ocasiones rezamos, cantamos, y a algunos pacientes se les lleva la comunión. Se había hecho tarde, pero decidimos rezar un misterio del rosario. Y Marcelo, que estaba sentado junto a nosotros en la mesa, nos llamó la atención: estaba sentado derechito, y sus labios apretados, como si nos acompañara en la oración".

"Después de eso ?añadió-, voy a buscar la Eucaristía, y cuando paso por el lado de él, le toco la pierna y le digo que, a pesar de no poderlo recibir, Jesús también lo acaricia, como yo en ese momento. Seguí pasando, pero luego una de las mujeres me preguntó: ?¿Qué le hiciste a Marcelo? Cuando pasaste, hizo una sonrisa??".

Barreiro aseguró que, si lo dejaran ir, la muerte de Marcelo "sería atroz, algo terrible".


Otra de las cuidadoras entrevistadas recordó que le llamó la atención el cuidado y el cariño que le brindaba su papá, ya fallecido. "Le hacía caricias, lo cuidaba? realmente lo trataba muy bien", dijo. También destacó el trato que recibe en Luncec: "Siempre está presentable, afeitado, bien atendido? también las enfermeras le dan cariño. Lo levantan, lo incorporan, le dicen «vamos Marcelito»; le ponen cosas en las manos para que las sostenga".

Los estudiantes también entrevistaron al doctor Pablo Cigliano, médico del hospital Castro Rendón, de Neuquén ?primer lugar en el que estuvo Marcelo- y magíster en Bioética. El galeno afirmó que, al no haber voluntad anticipada y manifiesta del paciente sobre cómo proceder a su tratamiento, se debe atender a la atención de aquellos que lo cuidan.

El obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli SCJ, también brindó su testimonio para la investigación. Contó que estuvo con Marcelo en dos ocasiones, durante una vivista al establecimiento médico donde se encuentra, y luego antes de pronunciarse definitivamente sobre el tema.


"Acá no se defiende algo tan grande con mentiras, sino con la verdad. Definiría la situación de Marcelo Diez como de alta incapacidad. Hay un estado vegetativo persistente, no permanente. Digo persistente porque no se sabe con exactitud en qué grado de inconsciencia está. Hay reacciones que son significativas: se alegra con la música, se molesta al estar cansado, se mueve solo en la cama, a veces se rasca", comentó.

"No sabemos en qué medida es un reflejo o es un grado de conciencia ?afirmó-. Lo que sí podemos decir es que Marcelo Diez no está en una situación agónica o terminante. Ha tenido buena salud: ni siquiera recibió un resfrío. La asistencia que se le da no es desproporcionada".

El obispo también contó que "no está conectado con nada", se lo lleva a los lugares comunes de la clínica y se lo traslada a su habitación cuando está cansado. Y aseguró: "No se puede hablar de muerte digna; esto sería un homicidio".

El trabajo periodístico también recupera los testimonios de Andrea y Adriana, las hermanas de Diez que desean quitarle el sostén vital, y otros actores vinculados a la causa judicial.

Cronología de los hechos
Marcelo Diez nació el 10 de agosto de 1964. En octubre de 1994, teniendo 30 años, sufrió un accidente cuando iba en motocicleta por la Ruta 22. Ese mismo día fue ingresado al hospital Castro Rendón, de la capital neuquina.

A los dos meses, en diciembre de 1994, Marcelo contrajo una infección intrahospitalaria que le provocó abscesos infecciosos en su cabeza. Trasladado a Buenos Aires para realizarle una intervención de urgencia, permanece allí hasta que a mediados de 1995 informan a la familia que Marcelo estaba en "estado vegetativo permanente".

En 1998, una de sus hermanas, Adriana Diez, se despide de él y "decide no esperarlo más", según reconstruyeron los investigadores de la Universidad Nacional del Comahue.

En 2003, la madre de Diez falleció, y sus hermanas decidieron trasladarlo a la clínica del centro Luncec (Lucha Neuquina contra el Cáncer). Años después, con la muerte de su padre, Andrea y Adriana pasaron a ser sus curadoras y tutoras legales.

La reconstrucción indica que la institución médica en la que reside Diez, por intermedio de la Justicia, logró impedir que las hermanas dejaran de visitarlo en la clínica. Tras la promulgación de la "Ley de Muerte Digna", intentaron nuevamente retirarle el soporte vital.+