En vuelo de regreso tras su visita a Marsella, el Papa fue categórico con el tema de la eutanasia: "Con la vida no se juega", e insistió en la necesidad de seguir acogiendo a los migrantes.
La Conferencia Episcopal Portuguesa subrayó que la entrada "La vida humana está desprotegida y sufre un grave ataque a su valor y dignidad", consideran los obispos.
Francisco se reunió con miembros de la Unión Mundial de Organizaciones de Mujeres Católicas, a las que alentó a ayudar a otros a encontrar la paz a través de su capacidad para construir relaciones.
El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la PAV, reafirmó el 'No' a la eutanasia y al suicidio asistido, en plena conformidad con el Magisterio de la Iglesia.