Jueves 21 de noviembre de 2024

Francisco recuerda el "vínculo bautismal" con la diócesis de Lodi

  • 26 de agosto, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Al recibir a los representantes de la comunidad eclesial y civil de la Lombardía, el Papa -hijo de migrantes- destacó el lazo que lo une con esa gente, destacando la figura de un salesiano.
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En la audiencia con el papa Francisco estuvieron presentes sacerdotes, consagrados y consagradas, seminaristas y fieles laicos, delegados sinodales y representantes de parroquias y asociaciones, junto con el obispo emérito, voluntarios y trabajadores de la comunicación, encabezados por el obispo -monseñor Maurizio Malvestiti-, que dirigió un saludo al pontífice en nombre de la diócesis, y luego las autoridades públicas de la Provincia y de la zona de Lodi, con los alcaldes, especialmente los de la zona más afectada en Occidente por la epidemia de Covid-19 en 2020.

Francisco subrayó las razones que impulsaron a la diócesis a realizar esta peregrinación a Roma, y que representan un fuerte vínculo con la experiencia personal del Papa y con lo que está más cerca de su corazón: "En primer lugar, quisiera recordar lo que me une a ustedes con una especie de "parentesco" que yo llamaría "bautismal". Como sabes, el sacerdote que me bautizó, el padre Enrico Pozzoli, y que luego me ayudó a entrar en la Compañía y me siguió toda la vida, es hijo de su tierra, oriundo de Senna Lodigiana, en la 'bassa', cerca del Po. Atraído por el carisma de Don Bosco, partió de joven a Turín y, convertido en salesiano, fue enviado inmediatamente a la Argentina, donde permaneció el resto de su vida. Se hizo amigo de mis padres y también los ayudó a aceptar mi llamado al sacerdocio. Me alegré mucho cuando un buen compatriota suyo -que está aquí- recopiló documentos y noticias sobre él y escribió su biografía. Lo recibí enseguida, por supuesto, pero hoy lo recibo en forma oficial, por así decirlo, y con emoción, porque ustedes, amigos de Senna Lodigiana, compatriotas del P. Pozzoli, que fue un verdadero salesiano, ¡me lo traen! Un hombre sabio, bueno, trabajador; un apóstol del confesionario -no se cansaba de confesar-, misericordioso, capaz de escuchar y dar buenos consejos. Gracias de todo corazón. ¡Por eso digo que estamos algo emparentados, pero no por la sangre, no, el hilo que nos une es mucho más fuerte y sagrado porque es el del Bautismo!"

El pontífice recuerdó entonces que fue en San Angelo Lodigiano donde nació una gran santa: Francesca Saverio Cabrini, fundadora en Codogno de las Misioneras del Sagrado Corazón y proclamada patrona de los emigrantes. Francisco afirmó: “Soy hijo de migrantes; La Argentina se convertió en el hogar de muchas familias de migrantes, en su mayoría italianos, y Santa Cabrini y los Cabriniane son una presencia importante en Buenos Aires. Hoy quiero expresales mi admiración y gratitud por esta mujer, que -junto con monseñor Scalabrini- es testigo de la cercanía de la Iglesia a los emigrantes: ¡su carisma es más actual que nunca! Pido su intercesión para que la comunidad diocesana de ustedes esté siempre atenta a los signos de los tiempos y saque de la caridad de Cristo el valor para vivir la misión hoy.”

El drama de la pandemia
La tercera razón que el Papa destacó entre las que llevaron a la comunidad de Lodi a desear este encuentro es la de dar una señal de renacimiento tras "la traumática experiencia de la primera fase de la pandemia, que golpeó el territorio. El Papa continuó:

"Esta pandemia fue y es una experiencia compleja, incluso demasiado grande para que la dominemos por completo. Sin embargo, no podemos ni debemos descuidar una revisión seria, a todos los niveles. Reiniciar no significa hacer "borrón y cuenta nueva". "Hoy, el signo que están dando es el de una comunidad que quiere volver a empezar juntos, atesorando la experiencia que ha vivido, aprovechando los talentos que han surgido en los momentos más duros de la prueba".

"El mundo cambia, pero Cristo no, y su Evangelio tampoco. El futuro de la Iglesia pasa por ir a lo esencial, a las fuentes". La evangelización es otro aspecto en el que el Papa se setuvo en su discurso. Recordando de nuevo las figuras del Padre Pozzoli y, sobre todo, de Santa Cabrini, afirmó que "la evangelización se hace esencialmente a través de la santidad de vida, testimoniando el amor en las obras y en la verdad".

Ante un mundo cambiante "hay que buscar nuevos caminos, nuevos métodos, nuevos lenguajes", observó. "El camino principal, sin embargo, sigue siendo el mismo: el del testimonio, el de una vida modelada por el Evangelio".

El Papa concluyó exhortando a la comunidad de Lodi "a continuar el camino, fieles a nuestras raíces y abiertos al mundo, con la sabiduría y la paciencia de los campesinos y la creatividad de los artesanos; comprometidos en el cuidado de los pobres y en el cuidado de la tierra que Dios nos ha confiado".+