Jueves 21 de noviembre de 2024

Francisco, en el Ángelus: 'La fuente de todo es el amor'

  • 3 de noviembre, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Papa subrayó que no importan tanto las prácticas exteriores, sino amarse unos a otros. Recordó también que el amor a Dios y el amor al prójimo son "el corazón de la vida cristiana".
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Durante su Ángelus dominical, el Papa Francisco reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de San Marcos leído ese día, sobre cuál es el mandamiento más grande. Explicó que la pregunta no es sólo para los tiempos bíblicos, sino que "es esencial también para nosotros, para nuestra vida y para el camino de nuestra fe".

En medio de la vida cotidiana, de las listas de cosas por hacer y de las tareas, es posible sentirse abrumado y perdido; por eso, el Papa planteó la pregunta: "¿Dónde podemos encontrar el centro desde donde se irradia a todo lo demás?"

Tal como Jesús le dijo al escriba en el Evangelio, la respuesta está en unir dos mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo, a los cuales el Papa Francisco llamó "el corazón de la vida cristiana".

Asimismo, el Papa desafió a los presentes en la Plaza de San Pedro a "volver al corazón de la vida y de la fe" porque, dijo, "el corazón es la fuente radical de nuestras fuerzas, convicciones, pasiones y decisiones".

"Lo que cuenta no son las prácticas exteriores, sino la disposición del corazón con la que uno se abre a Dios y a los hermanos en el amor", sostuvo.

Francisco les recordó a los peregrinos que, al final de la vida de cada uno, tendremos que dar cuentas por el amor que dimos y el amor que retuvimos.

Para concluir, el Papa encargó a los miles de personas presentes en la plaza una tarea: realizar un examen de conciencia diario, reflexionando sobre cómo amamos a Dios y al prójimo.

Ese mensaje sobre la importancia de volver al corazón es un tema central en la encíclica Dilexit nos, la última del pontífice, dedicada al amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, en la que se pide una renovación de la devoción al Sagrado Corazón.

En ese documento, el Papa subraya que se puede cambiar el mundo empezando por cambiar el propio corazón.+