Martes 19 de marzo de 2024

El Papa quiere sacerdotes "pobres en cosas, pero ricos en Evangelio"

  • 19 de mayo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Encuentro del pontífice con religiosos, alumnos y empleados del colegio Pío Rumano en ocasión del 85º aniversario de fundación.
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El Santo Padre Francisco recordó este jueves 19 de mayo que “sin nutrir las raíces, toda tradición religiosa pierde fecundidad”, lo expresó al recibir a los superiores de la Congregación para las Iglesias Orientales, sacerdotes, alumnos y empleados del colegio Pío Rumano, que con motivo del 85º aniversario de su fundación, los recibió en el Palacio Apostólico. 

En sus palabras, el pontífice advirtió de “un proceso peligroso”: “Con el paso del tiempo nos centramos cada vez más en nosotros mismos, en nuestra pertenencia, perdiendo el dinamismo de nuestros orígenes. Entonces nos enfocamos en aspectos institucionales, externos, en la defensa de nuestro grupo, de nuestra historia y de nuestros privilegios, perdiendo, quizás sin darnos cuenta, el sabor del don”. 

Francisco lo explicó con la metáfora: “Es como detenerse a mirar el tronco, las ramas y las hojas, olvidando que todo se sostiene en las raíces. Pero sólo si las raíces están bien regadas, el árbol continúa creciendo exuberantemente; de lo contrario se pliega sobre sí mismo y muere” y subrayó que “esto sucede cuando nos asentamos y nos afecta el virus de la mundanalidad espiritual. Luego se marchita en una vida mediocre, autorreferencial, hecha de arribismo, escalada, búsqueda de la satisfacción personal y placeres fáciles". 

El Papa recordó que “durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Iglesia greco-católica rumana ya no tenía obispos en activo, pues habían sido asesinados o encarcelados, el obispo Ioan Ploscaru de Lugoj, que estuvo encarcelado durante quince años, escribió en su diario: "Los sacerdotes y obispos de la Iglesia greco-católica consideraban este periodo como el más valioso de su existencia. Es una gracia poder ofrecer a Dios los propios sufrimientos y el testimonio de la propia fe, incluso a costa de la propia vida". Quien da su vida por el Evangelio piensa así, abraza la respuesta de Dios al mal del mundo: se entrega, imita el amor manso y gratuito del Señor Jesús, que se ofrece por los que están cerca y lejos. Esta es la fuente que permitió que las raíces se injertaran en la tierra, crecieran fuertes y dieran fruto. Y ustedes son ese fruto”.

Del mismo modo también les dijo a los religiosos, alumnos y empleados del colegio Pío Rumano, que en Roma, además de profundizar en sus raíces, tienen la oportunidad de pensar en cómo actualizarlas, para que su ministerio no sea una repetición estéril del pasado o un mantenimiento del presente, sino que sea fecundo, afirmó. Y el secreto de la fecundidad es el mismo que el de aquellos obispos y sacerdotes, señaló: el don de la vida, el Evangelio que hay que poner en práctica con corazón de pastor.

Francisco tuvo un pensamiento por el cardenal Muresan, que dentro de unos días cumplirá 91 años, de quien el Papa recordó sus años de servicio en el sacerdocio, que comenzó hace casi sesenta años en un humilde sótano, después de que los obispos supervivientes fueran liberados de la cárcel. Al respecto afirmó que deben ser pastores pobres en cosas, pero ricos en el Evangelio. Sean alegres apóstoles de la fe que heredaron, dispuestos a no guardar nada para ustedes y reconciliados con todos, perdonando, tejiendo la unidad, superando toda animosidad y victimismo”.

Por otra parte, el pontífice invitó a la comunidad a recordar que “el Evangelio no se proclama con palabras complicadas, sino en la lengua del pueblo, como nos enseñó Jesús, la Sabiduría encarnada: se transmite 'en dialecto', en el dialecto del pueblo de Dios, aquel que comprende al pueblo, con sencillez. La buena tierra es también la que te hace tocar la carne de Cristo, presente en los pobres, los enfermos, los que sufren, los pequeños y los sencillos, en los que Jesús está presente. Pienso en particular en los numerosos refugiados de la vecina Ucrania, a los que Rumanía también acoge y ayuda".

“Por favor, les dijo Francisco, tengan cuidado de no convertirse en 'clérigos de Estado', sean pastores del pueblo”. Por eso, les pidió "cercanía con el pueblo del que vienen". “No sean sacerdotes del laboratorio teológico, no. Sacerdotes del pueblo, con olor de pueblo, con olor de rebaño”, concluyó.+