Miércoles 24 de abril de 2024

El Papa pide a Polonia "recibir a los que huyen de las guerras y del hambre"

  • 27 de julio, 2016
  • Cracovia (Polonia)
"Hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre; solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia fe. Se trata, pues, de hacer todo lo posible por aliviar sus sufrimientos, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos", expresó esta tarde el papa Francisco en su discurso, en el castillo de Wawel de Cracovia, ante el presidente de Polonia, Andrzej Duda, autoridades gubernamentales, miembros del cuerpo diplomático y autoridades educativas del país.
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"Hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre; solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia fe. Se trata, pues, de hacer todo lo posible por aliviar sus sufrimientos, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos", expresó esta tarde el papa Francisco en su discurso, en el castillo de Wawel de Cracovia, ante el presidente de Polonia, Andrzej Duda, autoridades gubernamentales, miembros del cuerpo diplomático y autoridades educativas del país.

"Es la primera vez que visito la Europa centro-oriental y me alegra comenzar por Polonia, que tuvo entre sus hijos al inolvidable san Juan Pablo II", expresó Francisco al comienzo de su discurso, y recordó que al papa polaco "le gustaba hablar de una Europa que respira con dos pulmones: el sueño de un nuevo humanismo europeo está animado por el aliento creativo y armonioso de estos dos pulmones y por la civilización común que tiene sus raíces más sólidas en el cristianismo", señaló Francisco.

El pontífice hizo referencia a que "el pueblo polaco se caracteriza por la memoria" y que siempre se había impresionado por el "agudo sentido de la historia del papa Juan Pablo II. Cuando hablaba de los pueblos, partía de su historia para resaltar sus tesoros de humanidad y espiritualidad. La conciencia de identidad, libre de complejos de superioridad, es esencial para organizar una comunidad nacional basada en su patrimonio humano, social, político, económico y religioso, para inspirar a la sociedad y la cultura, manteniéndolas fiel a la tradición y, al mismo tiempo, abiertas a la renovación y al futuro".

Francisco diferenció que hay "dos tipos de memoria: la buena y la mala, la positiva y la negativa" y explicó: "La memoria buena es la que nos muestra la Biblia en el Magnificat, el cántico de María que alaba al Señor y su obra de salvación. En cambio, la memoria negativa es la que fija obsesivamente la atención de la mente y del corazón en el mal, sobre todo el cometido por otros".

En esta perspectiva el pontífice recordó hechos significativos recientemente celebrados en el país: el 1050º aniversario del Bautismo de Polonia; los 50 años del perdón ofrecido y recibido recíprocamente entre el episcopado polaco y el alemán tras la Segunda Guerra Mundial y la Declaración conjunta entre la Iglesia Católica en Polonia y la ortodoxa de Moscú: un gesto que dio inicio a un proceso de acercamiento y hermandad, no sólo entre las dos Iglesias, sino también entre los dos pueblos.

"Al mirar su historia reciente, dijo Francisco en referencia a estos acontecimientos, doy gracias a Dios porque supieron hacer prevalecer la memoria buena" y subrayó: "La noble nación polaca muestra así cómo se puede hacer crecer la memoria buena y dejar de lado la mala. Para esto se requiere una firme esperanza y confianza en Aquel que guía los destinos de los pueblos, abre las puertas cerradas, convierte las dificultades en oportunidades y crea nuevos escenarios allí donde parecía imposible".

El Santo Padre resaltó el espíritu polaco que supo sobrellevar "las vicisitudes históricas que vivió Polonia" y pidió "ser conscientes del camino recorrido, y la alegría por las metas logradas, dan fuerza y serenidad para afrontar los retos del momento, que requieren el valor de la verdad y un constante compromiso ético, para que los procesos decisivos y operativos, así como las relaciones humanas, sean siempre respetuosos de la dignidad de la persona".

"Todas las actividades ?subrayó Francisco- están implicadas: la economía, la relación con el medio ambiente y el modo mismo de gestionar el complejo fenómeno de la emigración".

En referencia a este "complejo fenómeno" el pontífice señaló que se requiere "un suplemento de sabiduría y misericordia para superar los temores y hacer el mayor bien posible".

Pidió Francisco "identificar las causas de la emigración en Polonia, dando facilidades a los que desean regresar" al mismo tiempo que señaló "hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre; solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia fe".

El Papa pidió a la clase dirigente polaca "solicitar colaboraciones y sinergias internacionales para encontrar soluciones a los conflictos y las guerras, que obligan a muchas personas a abandonar sus hogares y su patria. Se trata, pues, de hacer todo lo posible por aliviar sus sufrimientos, sin cansarse de trabajar con inteligencia y continuidad por la justicia y la paz, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos".

Por último el pontífice instó a favorecer, aún más, "las políticas sociales en favor de la familia, el primer y fundamental núcleo de la sociedad, para apoyar a las más débiles y las más pobres, y ayudarlas en la acogida responsable de la vida. La vida siempre debe ser recibida y protegida ?ambas cosas juntas: acogida y protegida? desde la concepción hasta la muerte natural, y todos estamos llamados a respetarla y cuidarla".

"Señor presidente, concluyó Francisco su discurso, la nación polaca puede contar, como ocurrió a lo largo de su dilatada historia, con la colaboración de la Iglesia Católica, para que, a la luz de los principios cristianos que inspiraron y forjaron la historia y la identidad de Polonia, sepa avanzar en su camino en las nuevas condiciones históricas, fiel a sus mejores tradiciones y llenos de confianza y esperanza, incluso en los momentos más difíciles". "Que Nuestra Señora de Czestochowa bendiga y proteja a Polonia".+

Texto completo del discurso del papa Francisco