Lunes 10 de febrero de 2025

El Papa pide a las Fuerzas Armadas ser testigos valientes del amor de Dios

  • 9 de febrero, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En la misa del Jubileo de las Fuerzas Armadas, Francisco encomendó a Cristo sus esfuerzos, recordando que recurrir a Él en la oración es una fuente de fortaleza para sus importantes tareas.
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El Papa Francisco presidió este domingo, en la Plaza de San Pedro, la misa con motivo del Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policías y Personal de Seguridad

Durante su homilía el pontífice encomendó a Cristo sus esfuerzos y les pidió "ser testigos valientes del amor de Dios nuestro Padre", recordando que recurrir a Él en la oración constante es una fuente de fortaleza para sus importantes tareas.
Al reflexionar sobre el relato del Evangelio de San Juan sobre las acciones de Jesús en el lago de Genesaret, Francisco observó que se puede diseccionar de tres maneras: vio , subió a bordo y se sentó .

La esperanza dada por Dios perdura cuando todo parece perdido
En primer lugar, el Papa recordó que Jesús, con una mirada penetrante, "vio", incluso en medio de la gran multitud, las dos barcas que se acercaban a la orilla y la desilusión en los rostros de aquellos pescadores que lavaban sus redes vacías después de una noche de trabajo infructuoso. Subrayó que la mirada de Jesús estaba llena de compasión hacia ellos. Y añadió que nunca debemos olvidar la cercanía, la compasión y la ternura de Dios por nosotros siempre, como vemos en la solicitud de Jesús en este caso. 


El Papa pidió a su maestro de ceremonias, el arzobispo Diego Ravelli, que continuara la lectura de la homilía, ya que se encontraba un poco sin aliento. En los últimos días, el Papa se ha recuperado de una bronquitis, pero ha continuado con sus actividades y reuniones en su residencia de la Casa Santa Marta.

En segundo lugar, viendo su desánimo, el Papa en su homilía recordó cómo Jesús subió a bordo pidiendo a Simón que se alejara un poco de la orilla para subir a la barca, para entrar en su vida y compartir su sentido de desilusión y de inutilidad.  

Esto, subrayó el Papa Francisco, es significativo.

"Jesús ?observó? no se queda de brazos cruzados, como hacemos nosotros a menudo, mirando cómo las cosas van mal, para luego quejarse amargamente. Más bien, toma la iniciativa, se acerca a Simón, pasa tiempo con él en ese momento difícil y decide subir a la barca de su vida, que esa noche parecía estar preñada de fracaso".

En tercer lugar, el Santo Padre señaló que una vez a bordo, Jesús se sentó y enseñó.

"Al ver en los ojos y en los corazones de aquellos pescadores la frustración de una noche de trabajo infructuoso", observó, "Jesús sube a la barca para proclamar la Buena Nueva, para llevar luz a la noche oscura de la desilusión, para contar la belleza de Dios incluso en medio de las luchas de la vida y para reafirmar que la esperanza perdura incluso cuando todo parece perdido".

El milagro sucede
"Cuando el Señor sube a la barca de nuestra vida para traernos la buena noticia del amor de Dios que nos acompaña y nos sostiene constantemente, entonces -dijo el Santo Padre- la vida comienza de nuevo, renace la esperanza, se reaviva el entusiasmo y podemos echar de nuevo las redes al mar".


Este mensaje de esperanza, observó el Papa, nos acompaña hoy mientras se celebra el Jubileo de las Fuerzas Armadas, de la Policía y del Personal de Seguridad. 

Con este espíritu, el Papa Francisco agradeció a todos ellos su servicio, mientras saludó a todas las autoridades, asociaciones y academias militares, ordinarios y capellanes militares presentes.  

Tu sello distintivo es el coraje
"A todos ustedes", reconoció el Papa Francisco, "se les ha confiado una alta misión que abarca numerosos aspectos de la vida social y política: defender nuestras naciones, mantener la seguridad, defender la legalidad y la justicia".   

"Subir a bordo", continuó, "porque sus uniformes, la disciplina que los ha formado, el coraje que es su sello distintivo, el juramento que han hecho, todas estas son cosas que les recuerdan la importancia no solo de ver el mal para denunciarlo, sino también de abordar el barco sacudido por la tormenta y trabajar para garantizar que no encalle". 

Y, por último, el Papa invitó a sentarse, "porque la presencia de ustedes en nuestras ciudades y barrios para mantener el orden y el derecho, y su toma de parte de los indefensos, puede servir de lección para todos nosotros" para "enseñarnos que el bien puede prevalecer sobre todo".

Santos capellanes
El Papa recordó que en el desempeño de su trabajo, que abarca toda su vida, están acompañados por sus capellanes, "una importante presencia sacerdotal en medio de ustedes". 

"Su tarea", subrayó el Papa Francisco, "no es -como a veces lamentablemente ha sucedido en la historia- bendecir actos perversos de guerra. No". 


Más bien, dijo, "Ellos están en medio de ustedes como la presencia de Cristo, que desea caminar a su lado, ofrecerles un oído atento y comprensivo, animarlos a emprender siempre nuevos caminos y sostenerlos en su servicio diario". 

Como fuente de apoyo moral y espiritual, los capellanes, reconoció el Santo Padre, "los acompañan en cada paso y los ayudan a realizar su misión a la luz del Evangelio y en la búsqueda del bien común".

Gratitud, vigilancia y gran riesgo personal
"Estamos agradecidos por lo que ustedes hacen, a veces con gran riesgo personal", elogió el Papa Francisco y agregó: "Gracias porque al subir a nuestras barcas sacudidas por la tormenta, nos ofrecen protección y nos alientan a mantener nuestro rumbo".  

Al mismo tiempo, el Papa les pidió que no perdieran nunca de vista la finalidad de su servicio y de toda su actividad, que es promover la vida, salvar vidas, ser defensores constantes de la vida.  

Por último, el Papa les llamó a permanecer vigilantes. 

"Estén atentos a la tentación de cultivar un espíritu guerrero. Estén atentos a no dejarse llevar por la ilusión del poder y el rugido de las armas", dijo, y agregó: "Estén atentos a no ser que los envenene la propaganda que infunde odio, divide al mundo en amigos a los que hay que defender y enemigos a los que hay que combatir".

En cambio, el Papa Francisco imploró: "Sean testigos valientes del amor de Dios Padre, que quiere que todos seamos hermanos y hermanas" y animó a "comenzar juntos a ser artesanos de una nueva era de paz, justicia y fraternidad".+