Viernes 31 de enero de 2025

El Papa instó a la Rota Romana a purificar las relaciones interpersonales

  • 31 de enero, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Con motivo de la inauguración del año judicial, el pontífice recordó el espíritu que impregnó la reforma del procedimiento de declaración de nulidad del matrimonio.
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El Papa Francisco recibió, este viernes 31 de enero, a los jueces de la Rota Romana, en el marco de la inauguración del año judicial, ocasión que aprovechó el pontífice para "recordar el espíritu que ha impregnado esta reforma, que han aplicado con competencia y diligencia en beneficio de todos los fieles", según expresó en su discurso.

El Obispo de Roma, que recibió a los miembros del tribunal eclesiástico por la mañana, se refirió, durante su discurso, a la reforma del procedimiento de declaración de nulidad matrimonial

En efecto, este Año Jubilar se conmemora el décimo aniversario de los dos "motu proprio" Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, con los que el Papa reformó el procedimiento de declaración de nulidad del matrimonio. 

Francisco explicó que "la necesidad de modificar las normas relativas al proceso de nulidad había sido expresada por los padres sinodales, reunidos en asamblea extraordinaria en 2014", "quienes formularon la petición de hacer los procesos más accesibles y ágiles". De hecho, habían expresado "la urgencia de completar la conversión pastoral de las estructuras, ya deseada en la exhortación apostólica Evangelii gaudium".

Conversión pastoral 
Para el Sucesor de Pedro, era oportuno que esta conversión afectara también a la administración de justicia, para que responda del mejor modo posible a quienes se dirigen a la Iglesia para obtener luz sobre su situación matrimonial. 

Francisco quiso pues que el obispo diocesano estuviera en el centro de la reforma. Pues es él quien tiene a su cargo la administración de justicia en la diócesis, tanto como garante de la proximidad de los tribunales y de la vigilancia respecto de ellos, como juez que debe decidir en las causas en que la nulidad es manifiesta, es decir, por medio de un proceso más corto, como expresión de la preocupación por la salus animarum , la salvación de las almas, afirmó.

El proceso corto 
Por ello, el Santo Padre insistió en que la actividad de los tribunales se integre en la pastoral diocesana, pidiendo a los obispos que se aseguren de que los fieles sean conscientes de la existencia del proceso "brevior" (el juicio más breve), como posible remedio a la situación de necesidad en la que se encuentran. 

"A veces, es triste saber que los fieles desconocen la existencia de ese camino. Además, es importante "garantizar que los procedimientos sean gratuitos, para que la Iglesia manifieste el amor gratuito de Cristo por el que todos hemos sido salvados", afirmó.

La condición de los fieles 
La preocupación por la salvación de las almas guió la reforma y debe guiar su implementación. El Papa explicó que "nos interpela el dolor y la esperanza de tantos fieles, que buscan claridad sobre la verdad de su condición personal y, en consecuencia, sobre la posibilidad de participar plenamente en la vida sacramental". 

"Para muchas personas que han vivido una experiencia matrimonial infeliz, verificar la validez o no del matrimonio representa una posibilidad importante; y hay que ayudar a estas personas a recorrer este camino lo más fácilmente posible".


"Las normas que establezcan los procedimientos deben garantizar ciertos derechos y principios fundamentales, principalmente el derecho de defensa y la presunción de validez del matrimonio. 

"El fin del proceso no es complicar inútilmente la vida de los fieles o exacerbar su espíritu contestatario, sino únicamente prestar servicio a la verdad", dijo el Papa, citando a Benedicto XVI, en su Discurso a la Rota Romana del 28 de enero de 2006.

Precaución 
Más claramente, la reciente reforma también quiso promover, "no la nulidad de los matrimonios, sino la celeridad de los procesos; no menos que una justa sencillez, para que, a causa de la demora en la definición del juicio, se tranquilice el corazón de los fieles, para que, en espera del esclarecimiento de su condición, no se vea oprimido durante mucho tiempo por la oscuridad de la duda". 

Así -explicó Francisco-,  "eliminada la necesidad del doble juicio conforme", se buscó "decidir más rápidamente los casos en que la nulidad es manifiesta, tendiendo, aseguró, al bien de los fieles y queriendo traer paz a sus conciencias". 

El Papa les precisó a los integrantes de la Rota Romana que "la reforma pone fuertemente a prueba la prudencia de ustedes en la aplicación de las normas"; y que esto "requiere dos grandes virtudes: la prudencia y la justicia, que deben estar iluminadas por la caridad". Efectivamente, "la prudencia y la justicia están íntimamente ligadas, porque el ejercicio de la 'prudentia iuris' tiene por objeto conocer lo que es justo en el caso concreto.  

Familia, matrimonio y discernimiento 
El Papa quiso subrayar además que "la familia es reflejo vivo de la comunión de amor que es Dios Trinidad. Además, los esposos unidos en matrimonio recibieron el don de la indisolubilidad, que no es una meta a alcanzar con sus propios esfuerzos, ni siquiera un límite a su libertad", sino "una promesa de Dios, cuya fidelidad hace posible el ser humano". 

Ante la Rota Romana, Francisco explicó también que "el trabajo de discernimiento sobre la existencia o no de un matrimonio válido es un servicio a la salvación de las almas, porque permite a los fieles conocer y acoger la verdad de su realidad personal".  

En efecto, "todo juicio justo sobre la validez o nulidad de un matrimonio es una contribución a la cultura de la indisolubilidad en la Iglesia y en el mundo".

No defraudar la esperanza 
Al final de su discurso, el Papa recordó que "la Iglesia les confía una tarea de gran responsabilidad, pero sobre todo de gran belleza", que consiste en contribuir a purificar y restablecer las relaciones interpersonales. "El contexto jubilar en el que nos encontramos llena de esperanza su trabajo, de la esperanza que no defrauda", concluyó el Santo Padre, bendiciendo a los jueces "de corazón".+