Domingo 28 de abril de 2024

El Papa encomienda a san Luis de Gonzaga a los jóvenes del mundo

  • 21 de junio, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En un tuit, Francisco evocó la figura del joven del siglo XVI, "lleno de amor a Dios y al prójimo, patrono de la juventud católica", muerto al servicio de los azotados por la peste a los 23 años.
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“Hoy recordamos a San Luis de Gonzaga, patrono de la juventud católica, un joven lleno de amor a Dios y al prójimo; murió joven en Roma, cuidando a los enfermos de peste. Encomiendo a su intercesión a todos los jóvenes del mundo”, tuiteó el Papa Francisco este miércoles 21 de junio, memoria de san Luis de Gonzaga, nacido en Castiglione en 1568 y muerto en Roma en 1591. 

Hijo de Don Ferrante, marqués de Castiglione y posteriormente príncipe del Sacro Imperio Romano, y de doña Marta, hija de los Barones de Santena de Chieri (Turín), por ser el primogénito, Luis era el herdero del marquesado. 

Su infancia estuvo signada por sus orígenes: fue la propia de todo niño noble de la época feudal. Sus padres tenían grandes expectativas depositadas sobre él y tuvo a su disposición gran cantidad de servidores, una excelente educación y estuvo en contacto con los nobles y poderosos de su sociedad.

De niño, en parte debido a su educación y en parte a las visitas a los campamentos militares que frecuentaba con su padre, Luis mostraba un gusto particular por los juegos de guerra. Sin embargo, con el paso del tiempo, los intereses del hijo mayor de don Ferrante fueron cambiando, apareciendo cada vez más tranquilo, reflexivo y piadoso a los ojos de su padre a medida que iba creciendo.

Despierta su vida espiritual
El primer contacto del joven Luis con la Compañía de Jesús fue a los 9 años, cuando deseaba tener un confesor estable y elige al rector del colegio de los jesuitas, padre Francisco de la Torre. A los 11 años, Luis hace los votos de perpetua virginidad y a los 12 recibe la primera Comunión. Ya en ese tiempo se iba formando en él la decisión de optar por la vida religiosa.

Debido a los avatares propios de ser parte de la nobleza, Luis es llevado de una corte a otra de acuerdo a los ascensos sociales que su padre iba teniendo. A la edad de 14 años, fue nombrado, junto con su hermano Rodolfo, paje de don Diego, Príncipe de Asturias. Sin embargo, Luis rechazaba esta vida de lujo y opulencia. A medida que crecía, se volvía más firme en su rebeldía acerca de la formación que él mismo recibía y los valores de ese mundo de honores y dignidades en el que había nacido. 

El jesuita Fernando Paternó empezó a ser su director espiritual. Luis comienza a vivir, dentro de la corte, una vida austera y modesta. Estas actitudes de parte del joven generan reacciones diversas. Poco a poco, Luis, fue llegando a la decisión que le parecía lógica: renunciaría a todo y se haría religioso. El discernimiento termina el 15 de agosto de 1583 día en que se sintió llamado por Nuestra Señora del Buen Consejo a entrar en la Compañía de su Hijo. Por su parte, Don Ferrante recurrió a las más diversas autoridades políticas, eclesiales y familiares, en busca de que convencieran a Luis de cambiar la elección que había hecho para su vida. La decisión del joven era, empero, irrevocable.

Servicio a la vida. Lucha contra la peste
Finalmente, en 1585, Luis presenta su renuncia al marquesado y, el 25 de noviembre de ese mismo año, ingresa al Noviciado de San Andrés del Quirinal. El 25 de noviembre de 1587, hizo los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. Luego, comenzó los estudios en Teología en el entonces Colegio Romano, cuna de la Universidad Gregoriana, donde resulta ser un alumno sobresaliente.

En 1560-1593, la peste invadió Roma, causando miles de muertes, entre ellas la de los papas Sixto V, Urbano VII y Gregorio XIV. Muy pronto los hospitales estuvieron llenos. Los jesuitas colaboraron con las autoridades en la atención a los enfermos. Luis los atendió con heroísmo en San Giacomo degli Incurabili, en San Juan de Letrán, en Santa María de la Consolación y en el hospital improvisado junto a la iglesia del Gesú, donde contrajo la enfermedad.

Con la mirada puesta en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, falleció el 21 de junio de 1591, a los 23 años, tras una vida rica en experiencias. Fue canonizado en 1726 con san Estanislao de Kostka. La Iglesia lo declaró Patrono de la Juventud.+