Martes 10 de septiembre de 2024

El Papa aseguró que la literatura 'ayuda a expresar nuestra presencia en el mundo'

  • 4 de agosto, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En una carta a los candidatos al sacerdocio, agentes de pastoral y a cada persona, Francisco destacó que los libros "abren nuevos espacios interiores, enriquecen y ayudan a comprender a los demás".
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El Papa Francisco escribió el 17 de julio una carta sobre el papel de la literatura en la educación, que fue publicada este domingo 4 de agosto y está dirigida a los candidatos al sacerdocio, agentes de pastoral y a cada persona.

Con esta misiva, el pontífice pretende "despertar el amor por la lectura" y, sobre todo, "proponer un cambio radical de ritmo" en la preparación de candidatos al sacerdocio, para que se dé más espacio a la lectura de obras literarias, "porque la literatura puede educar el corazón y la mente del pastor" a "un ejercicio libre y humilde de la propia racionalidad" y al "reconocimiento fecundo del pluralismo de las lenguas humanas", señaló Francisco.

Además, destacó que la literatura también "puede ampliar la sensibilidad humana y conducir a una gran apertura espiritual". "La tarea de los creyentes, y en particular de los sacerdotes -dijo- es 'tocar' el corazón del hombre contemporáneo, para que se conmueva y se abra ante el anuncio del Señor Jesús", y en todo esto -señaló- "la contribución que la literatura y la poesía que pueden ofrecer tienen un valor incomparable".

Los efectos beneficiosos de la lectura
En el texto de la misiva, el Santo Pedro señaló que los efectos beneficiosos de un buen libro que, "a menudo en el aburrimiento de las vacaciones, en el calor y la soledad de algunos barrios desiertos, puede ser un oasis que nos aleja de otras opciones que no son buenas para nosotros", y que, en "momentos de cansancio, de ira, de desilusión, de fracaso, y cuando ni siquiera en la oración somos capaces de encontrar la quietud del alma, puede ayudar a atravesar momentos difíciles y a tener un poco más de serenidad", aseguró.

"Porque quizás -manifestó- esa lectura nos abre nuevos espacios interiores que nos ayudan a no cerrarnos en esas pocas ideas obsesivas que luego nos atrapan de manera inexorable". "La gente se dedicaba más a leer ante la omnipresencia de los medios de comunicación, las redes sociales, los teléfonos móviles y otros dispositivos", observó el Papa, quien destacó cómo en un producto audiovisual, aunque "más completo, el margen y el tiempo para 'enriquecer' la narración o interpretarla suelen reducirse, mientras que -aseguró- al leer un libro "el lector es mucho más activo". 

"Una obra literaria es un texto vivo y siempre fructífero. Sucede, en efecto, que al leer, el lector se enriquece con lo que recibe del autor, y esto le permite hacer florecer la riqueza de su propia persona", enfatizó.

Dedicar tiempo a la literatura en seminarios
Francisco señaló como positivo que "en algunos seminarios se supere la obsesión por las pantallas -y por las fake news venenosas, superficiales y violentas- y se dedique tiempo a la literatura, a la lectura, a hablar de libros, nuevos o viejos, que continúan diciéndonos muchas cosas".

"En general, en el camino formativo de quien emprende el ministerio ordenado no hay espacio adecuado para la literatura, considerada una expresión menor de la cultura que no pertenecería al camino de preparación y por tanto a la experiencia pastoral concreta de los futuros sacerdotes", dijo. 

El sucesor de Pedro aseguró que "este enfoque no es bueno, pues conduce a "una forma de grave empobrecimiento intelectual y espiritual de los futuros sacerdotes, que así no tienen un acceso privilegiado, precisamente a través de la literatura, al corazón de la cultura humana y más específicamente del corazón del ser humano". 

"En la práctica, la literatura tiene que ver con lo que cada uno de nosotros quiere de la vida y entra en íntima relación con nuestra existencia concreta, con sus tensiones esenciales, con sus deseos y sus significados", aseguró.

Tener libros como compañeros de viaje
Recordando los años de su docencia en un colegio jesuita de Santa Fe, entre 1964 y 1965, el Papa explicó que encomendaba a los alumnos a estudiar a El Cid, mientras a ellos "les pedían que leyeran a García Lorca". 

"Así que decidí que estudiarían El Cid en casa y durante las clases les comentaba los autores que más les gustaban a los niños", aseguró, ocasión en la que destacó que aunque preferían las obras literarias contemporáneas y cosas que les atraían de momento, con el tiempo, "tomaron un gusto más general por la literatura, la poesía, y luego pasaron a otros autores", porque "al final, el corazón busca más, y cada uno encuentra su camino en la literatura". 

En este sentido, el Papa confesó su particular gusto por los artistas trágicos, "porque todos podemos sentir sus obras como nuestras, como expresión de nuestros propios dramas". El pontífice advirtió que no se debe "leer algo por obligación", sino que hay que seleccionar las lecturas "con apertura, sorpresa y flexibilidad".

Encontrar a Jesús hecho carne
El Santo Padre aseguró que "hoy, para responder adecuadamente a la sed de Dios de muchos, para que no intenten saciarla con propuestas alienantes o con un Jesucristo sin carne", los creyentes y los sacerdotes, al anunciar el Evangelio, deben comprometerse a que "todos podemos encontrarnos con un Jesucristo hecho carne, hecho hombre, hecho historia". 

"Nunca debemos perder de vista la 'carne' de Jesucristo, esa carne hecha de pasiones, de emociones, de sentimientos, de historias concretas, de manos que tocan y curan, de miradas que liberan y alientan, de hospitalidad, de perdón, de indignación, de coraje, de intrepidez: en una palabra, de amor", resaltó en el texto publicado en el día del Santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes. 

Por este motivo -aseguró- "un conocimiento asiduo de la literatura puede hacer que los futuros sacerdotes y todos los agentes pastorales sean aún más sensibles a la humanidad plena de Cristo, en la que su divinidad se derrama plenamente".

El hábito de la lectura tiene resultados positivos
En la Carta, además, el Papa señaló las consecuencias positivas que tiene para los estudiosos el "hábito de la lectura", que ayuda a "adquirir un vocabulario más amplio, a desarrollar diversos aspectos de la propia inteligencia, estimula también la imaginación y la creatividad, te permite aprender a expresar tus narrativas de una manera más rica, también mejora la capacidad de concentración, reduce los niveles de deterioro cognitivo, calma el estrés y la ansiedad", ponderó. 

En concreto -aseguró-la lectura "nos prepara para comprender y, por tanto, afrontar las diversas situaciones que pueden surgir en la vida. Al leer nos sumergimos en los personajes, las inquietudes, los dramas, los peligros, los miedos de las personas que han superado en el poner fin a los desafíos de la vida". "Con Borges podemos llegar a definir la literatura como 'escuchar la voz de alguien'", enfatizó.

Frenar, contemplar, escuchar
Sobre el final de la carta, Francisco expresó que la literatura contribuye a "experimentar efectivamente la vida". "Nuestra mirada ordinaria sobre el mundo se 'reduce' y limita debido a la presión de diferentes compromisos personales e incluso el servicio -cultual, pastoral, caritativo- puede convertirse en simplemente algo que hacer, el riesgo es el de caer en un eficientismo que banaliza el discernimiento, empobrece la sensibilidad y reduce la complejidad", aseguró. 

"En nuestra vida cotidiana -subrayó- debemos aprender a distanciarnos de lo inmediato, a frenar, a contemplar y a escuchar, lo que puede suceder cuando nos detenemos a leer un libro. Necesitamos recuperar modos hospitalarios y no estratégicos de relacionarnos con la realidad, necesitamos lejanía, lentitud, libertad para acercarnos a la realidad, en palabras sencillas, y la literatura nos permite entrenar nuestra mirada para buscar y explorar la verdad de las personas y de las situaciones", aseveró.

Y finalizó: "La literatura nos ayuda a expresar nuestra presencia en el mundo. Al leer un texto literario que vemos con los ojos de los demás, desarrollamos el poder empático de la imaginación, descubrimos que lo que sentimos no es sólo nuestro, es universal, y por eso también es la persona más abandonada, no se siente sola".+