Card. Rossi: 'La alegría debería ser el estado habitual del cristiano'
- 16 de abril, 2024
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba planteó que el desafío como cristianos es "anunciar con nuestra vida que el Señor está vivo" y sugirió: "El gozo del anunciador será el elemento que de credibilidad al mensaje"
Desde la capilla Nuestra Señora del Valle el arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la misa dominical y planteó que el desafío como cristianos es “anunciar con nuestra vida que el Señor está vivo”.
“Ese anuncio del Evangelio debe ser dado en la alegría”, explicó, porque el gozo del anunciador será el elemento que seduce, que interpela, que le da credibilidad al mensaje y que provoque en el que escucha la convicción de que este anuncio es realmente buena noticia.
Reflexionando sobre el pasaje evangélico, animó a preguntarse “cuáles son mis fantasmas que a veces no permiten reconocer al Señor” y animó a “todo esto ponerlo en las manos llagadas del Señor”.
“Cristo resucitado representa la derrota del miedo, el Señor resucitado que entra en nuestro presente, exorcista los fantasmas inquietantes del pasado y nos abre a un futuro distinto, nos anima a gozar y a dar gozo”, expresó e invitó a “construir en nuestro corazón una historia nueva”.
En ese sentido, sostuvo que “la resurrección interrumpe una historia repetitiva e inaugura una nueva creación, transfigura nuestra vida cotidiana”. Por eso, llamó a celebrar los gestos cotidianos, leer los acontecimientos como paso de Dios y ser testigos del amor: “lo nuestro tiene que ser una respuesta agradecida”.
“No hay nada más exigente en la vida de un cristiano que el agradecimiento, es mucho más exigente que el cumplimiento de la ley, es mucho más exigente que el miedo”, consideró, y añadió: “El agradecimiento hace de nosotros hombres y mujeres que encarnan el amor en gestos reales, que nos hace misericordiosos con los demás y exigentes con nosotros mismos, un amor que agranda el corazón, que lo hace magnánimo”.
Al respecto, animó a “salir corriendo de todo lo que es sepulcro, de todo lo que es muerte” y preguntarse “¿mi camino personal va en dirección al encuentro con Jesús resucitado o a veces prefiere la parálisis, el encerrarme, la defensa?”.
“La alegría es lo más propio del cristiano”, reiteró, y planteó: “Este es el desafío: el saber que el gozo es tan importante y más que el dolor para un cristiano; el gozo y la alegría de la resurrección deberían ser el estado habitual del cristiano”.
“Alégrense, este es el gran imperativo de este tiempo, esta es la gracia de los encuentros con el Señor. El gran mensaje del Señor en la resurrección es la alegría”, reiteró, y sugirió que “el gozo para el cristiano es necesidad, es obligación, es parte esencial del anuncio porque es testimonial”.
Al explicar que “el Señor a mí también me anda buscando, el Señor conmigo también quiere encontrarse”, invitó a pedirle especialmente a la Virgen, que también supo de mucho dolor, pero que también nadie gozó más que ella de la resurrección, “que nos ayude a ese encuentro con el Señor, que cuando nos venga a buscar no nos escapemos, que cuando nos ofrezca la alegría no nos quedemos empacados en tristezas”.+