Benedicto XVI: Dios no mira tanto la calidad de los elegidos, sino su fe
- 11 de febrero, 2013
- Ciudad del Vaticano
En sus palabras previas al rezo del Ángelus, este domingo en la Plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI reflexionó sobre el episodio de la pesca milagrosa en el Evangelio, y explicó que la imagen de la pesca remite a la misión de la Iglesia, como ya dijo San Agustín "Dos veces los discípulos se pusieron a pescar por orden del Señor: una vez antes de la pasión y otra después de la resurrección. En las dos pescas está representada toda la Iglesia: la Iglesia como es ahora y como será después de la resurrección de los muertos. El Sucesor de Pedro añadió que Dios "no mira tanto la calidad de los elegidos, sino su fe, como la de Simón que dice ?en tu palabra, echaré las redes?".
El Sucesor de Pedro añadió que Dios "no mira tanto la calidad de los elegidos, sino su fe, como la de Simón que dice ?en tu palabra, echaré las redes?".
El Santo Padre recordó que Jesús, "mientras la muchedumbre se amontona en la orilla del lago de Genesaret" para escucharle, "Él ve a Simón desanimado por no haber pescado nada durante toda la noche".
"Primero le pregunta si puede subir a la barca para predicar a la gente estando a poca distancia de la orilla; después, terminada la predicación, le pide que vaya mar adentro con sus compañeros y que tire las redes".
El Papa señaló que "Simón obedece, y ellos pescan una cantidad increíble de peces. De este modo, el evangelista hace ver que los primeros discípulos siguieron a Jesús confiando en Él, basándose en su Palabra, acompañada también por signos prodigiosos".
Ya antes de este signo, indicó el Santo Padre, "Simón se dirige a Jesús llamándolo ?Maestro?, mientras después lo llama ?Señor?".
El Papa indicó que "la experiencia de Pedro, ciertamente singular, también es representativa de la llamada de cada apóstol del Evangelio, que jamás debe desanimarse al anunciar a Cristo a todos los hombres, hasta los confines del mundo".
"Sin embargo, el texto de hoy hace reflexionar sobre la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada. Ella es obra de Dios. El hombre no es autor de su propia vocación, sino respuesta a la propuesta divina; y la debilidad humana no debe causar temor si Dios llama".
Es necesario, dijo el Santo Padre, tener confianza en la fuerza de Dios "que actúa precisamente en nuestra pobreza. Es necesario confiar cada vez más en el poder de su misericordia, que transforma y renueva".
El Papa finalizó invitando a que esta Palabra de Dios reviva en los cristianos el valor, la confianza y el impulso para anunciar y testimoniar el Evangelio y que los fracasos y las dificultades no sean motivo de desanimo, "a nosotros nos corresponde echar las redes con fe, el Señor hace el resto".
Invocando la intercesión de la Virgen María, que consciente de su pequeñez supo responder con confianza a la llamada de Dios el Santo Padre concluyó su reflexión.+