En su reflexión dominical del mediodía, el Papa se refirió a la misión de Jesús: no condenar a los pecadores, sino salvarlos y hacerlos justos.
En su reflexión previa a la oración mariana, Francisco definió la perseverancia como "construir el bien cada día" y formuló algunas preguntas a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Papa destacó la importancia de la oración para hacerlo y recomiendó una forma antigua de rezar, como las abuelas, y también moderna, como los mensajes de texto: las jaculatorias.
Al finalizar la ceremonia de canonización de los dos nuevos santos de la Iglesia, el Papa presidió el rezo del Ángelus en el atrio de la basílica de San Pedro.