Miércoles 22 de octubre de 2025

Audiencia General: 'La Resurrección es el remedio a la tristeza'

  • 22 de octubre, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Durante su Audiencia General, León XIV destacó cómo la esperanza en la Resurrección de Jesús "cambia radicalmente nuestra perspectiva" e "infunde una esperanza que llena el vacío de la tristeza".
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Este miércoles por la mañana, en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV continuó su ciclo de catequesis sobre "Jesús, nuestra esperanza". Al comentar la "alegría inesperada de los discípulos de Emaús" que descubrieron que el "Señor ha resucitado verdaderamente", el Papa enfatizó que la Resurrección de Cristo "puede curar una de las enfermedades de nuestro tiempo: la tristeza".

Ante una Plaza de San Pedro abarrotada a pesar del clima sombrío, el pontífice explicó cómo la Resurrección de Jesucristo -una "explosión de vida y alegría que cambió el sentido de toda la realidad, de negativa a positiva", que "nunca dejamos de contemplar y meditar", para sentirnos cada vez más "asombrados" y "atraídos" como por una luz insoportable pero fascinante- puede "curar una de las enfermedades de nuestro tiempo: la tristeza".

El obispo de Roma se refiere a esta enfermedad "generalizada y extendida" que, lamenta, acompaña los días de tantas personas, y describe "un sentimiento de inseguridad, a veces de profunda desesperación, que invade el espacio interior y parece anular cualquier impulso de alegría". La tristeza, señala, roba sentido y vigor a la vida, que se convierte en "un viaje sin rumbo ni sentido".

Un malestar que recuerda la famosa historia de los dos discípulos de Emaús del Evangelio de Lucas (24, 13-29), comentada este miércoles por León XIV. El Papa reflexiona sobre su decepción y desánimo al abandonar Jerusalén, dejando atrás las esperanzas depositadas en Jesús, crucificado y sepultado. Experimentan "el fin de la meta en la que se invirtió tanta energía, la destrucción de lo que parecía ser la esencia de la vida".

El Papa destaca cómo "todo implosionó en muy poco tiempo, entre el viernes y el sábado, en una dramática sucesión de acontecimientos". La paradoja, dice, es "verdaderamente emblemática: este triste viaje de derrota y retorno a lo ordinario ocurre el mismo día de la victoria de la luz, de la Pascua plenamente consumada". Lo que los discípulos de Emaús aún no saben, para ellos "todo parece perdido". "La parálisis del alma se refleja en sus rostros" cuando se encuentran con un viajero que los acusa francamente de "ser lentos de corazón" y en quien finalmente reconocerán a Jesucristo, cuando toma el pan, lo parte y se lo ofrece. "El gesto de partir el pan abre de nuevo los ojos del corazón, ilumina de nuevo la visión oscurecida por la desesperación". La alegría resurge, continúa el Papa, la energía vuelve a circular en los miembros cansados, el recuerdo se transforma en gratitud. Y los dos discípulos se apresuran a regresar a Jerusalén para contarles todo a los demás.

"El Señor ha resucitado verdaderamente" (cf. v. 34). En este adverbio, verdaderamente, se cumple nuestra historia como seres humanos. "No es casualidad que este sea el saludo que intercambiamos los cristianos el día de Pascua. Jesús no resucitó con palabras, sino con obras, con su cuerpo que conserva las marcas de su pasión, el sello eterno de su amor por nosotros", explica el Papa.

Por último, el Papa expresa su deseo de que "la alegría inesperada" de los discípulos de Emaús sea para todos "un dulce recordatorio en tiempos difíciles". Es, en efecto, el Resucitado quien cambia radicalmente la perspectiva, difundiendo "la esperanza que llena el vacío de la tristeza". Por los caminos del corazón, continúa León XIV, el Resucitado camina con nosotros y por nosotros. Da testimonio de la derrota de la muerte, afirma la victoria de la vida, a pesar de la oscuridad del Calvario. "La historia aún tiene mucho que esperar", promete el Papa.

Al concluir su catequesis, León XIV recuerda que reconocer la Resurrección significa cambiar la propia perspectiva del mundo, significa "volver a la luz para reconocer la Verdad que nos ha salvado y nos salva". Invita así a cada fiel a permanecer vigilante ante el prodigio de la Pascua de Jesús resucitado.+