Jueves 21 de noviembre de 2024

Arzobispo Sviatoslav Schevchuk: 'Somos una piedra en el zapato'

  • 5 de septiembre, 2023
  • Roma (Italia) (AICA)
La guerra en Ucrania es el tema central del "Sínodo de la Esperanza" de los obispos greco-católicos ucranianos, en curso en Roma desde el 3 de septiembre, el segundo durante el conflicto.
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El Sínodo de los Obispos de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana (UGCC), el segundo desde el inicio de la guerra en Ucrania, comenzó en Roma el domingo 3 de septiembre y su tema principal es "Acompañamiento pastoral de las víctimas de la guerra". El arzobispo mayor de la UGCC, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, presidió la Divina Liturgia en la basílica de Santa Sofía, la cual fue concelebrada por los obispos greco-católicos ucranianos de todo el mundo. El arzobispo Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias católicas orientales, participó de la apertura de las reuniones.

Participan del Sínodo 45 de los 55 obispos de Ucrania, Europa central y occidental, América del Norte y del Sur y Australia. El obispo Mykhailo Kvyatkovskyi, recién nombrado obispo de la diócesis de New Westminster, junto con los obispos Maksym Ryabukha, Mykola Semenyshin, Andrii Khimiak, Peter Golinei y Volodymyr Firman, que fueron ordenados el año pasado, participan por primera vez del Sínodo. Entre los participantes también hay invitados.

Shevchuk: “Una piedra en el zapato”
Su Beatitud Sviatoslav convocó el Sínodo de este año en Roma, el segundo que se durante la guerra a gran escala que se lleva a cabo en Ucrania, el cual fue titulado "Sínodo de la Esperanza". En la jornada inaugural, el arzobispo mayor expresó en su sermón que el primer signo de esperanza es que el acto sinodal es el momento de la venida del Espíritu Santo-

"Cada vez que la Iglesia o la nación han experimentado momentos difíciles en su historia (diríamos hoy, momentos de crisis), la Iglesia ha convocado Sínodos e incluso Concilios Ecuménicos. Porque tal reunión de los apóstoles de nuestros días, nuestros obispos, es un momento especial del descenso del Espíritu Santo sobre la Iglesia y el pueblo. Reunidos en este Sínodo, nosotros, los obispos, nos ponemos en oración ante el rostro de Dios, y pedimos a nuestro Señor: 'Dios, revélanos tu voluntad y danos valor, valentía para cumplirla incondicionalmente confiando en Ti'”.

El primado afirmó, con pesar, que muchas personas en el mundo de hoy, si Ucrania, su pueblo, su Estado y la Iglesia ucraniana no existieran, vivirían más felices y en paz. Y destacó al respecto que la Iglesia greco-católica ucraniana es una "piedra en el zapato para aquellos que quisieran ocuparse de sus asuntos terrenales, a pesar del llamado de Dios al Reino del cielo."

"Somos partícipes de la fiesta del Reino de Dios, y Ucrania, nuestra Iglesia y todos los que defienden la verdad, el derecho a la vida y a la existencia, hoy sólo pueden esperar en Dios", afirmó el jefe de la UGCC.

“Hoy, en esta iglesia de Santa Sofía, pedimos: ¡Dios, envíanos tu Divina Sabiduría! Nuestro gran patriarca José, constructor de este templo, esté con nosotros; dale hoy a tu Iglesia la fuerza de tu espíritu y de tus palabras para que no tengamos miedo de ser un pueblo no sólo llamado, sino también elegido, a quien Dios escoge para alguna misión especial en el mundo moderno".

Por otr parte, el segundo signo de esperanza del Sínodo de este año es que, al estar reunidos en Roma, los obispos de la UGCC cuentan con un pedestal especial para hablar con voz potente "Urbi et Orbi", es decir a la ciudad de Roma, a todo el mundo y al mismo Santo Padre. 

"Hoy, cuando los viejos imperios están despertando, cuando el agresor ruso está librando la guerra neocolonial en Ucrania, es muy importante que el mundo escuche la verdadera historia de Ucrania, incluso de Rusia, de Europa del Este, escrita no por los colonizadores imperialistas, sino hablada, escrita por la sangre de los pueblos esclavizados que hoy compiten por el derecho a existir, por la libertad, por su Estado ucraniano nativo, especial e independiente", subrayó Su Beatitud Sviatoslav.

"Hoy, el mundo quiere oír hablar de Ucrania, y es a través de la voz de nuestra Iglesia, que es la de Roma", aseguró el presidente de la UGCC, y se dirigió así a los obispos: "En nosotros, los obispos, ni nuestros corazones ni nuestras voces tiemblan para cumplir esta misión".

Y el tercer gran signo de esperanza es la oportunidad para los obispos ucranianos de encontrarse personalmente con el Santo Padre y recibir de él un gesto de esperanza. 

"Sabemos que es un gran maestro de la escucha y de la gestualidad. El Santo Padre quiere escuchar al Sínodo de los obispos ucranianos. Nos invita específicamente a una reunión una hora antes, para darnos la oportunidad, no sólo al Jefe de la Iglesia de hablar con él, sino también a cada obispo de nuestra Iglesia, en nombre de su rebaño, diócesis o exarcado. Y él, como maestro de la escucha, está dispuesto a escucharnos. Y como maestro de los gestos, que a veces pueden ser más elocuentes que las palabras escritas o leídas, creo que nos dará ese gesto de esperanza", expresó esperanzado Su Beatitud Sviatoslav.

Mons. Gugerotti: "¡Señor, detén la mano del agresor!"
En su discurso ante el Sínodo, el prefecto del Dicasterio para las Iglesias católicas orientales, monseñor Claudio Gugerotti, felicitó al jefe de la UGCC, a los demás obispos y a los fieles, trasmitiéndoles el saludo del Papa Francisco. Aseguró que el amor y la atención del Papa son constantes hacia Ucrania.

"Los miro y veo en sus ojos como fotografías de aquellas personas que murieron, que fueron asesinadas, de aquellos que sufrieron y están sufriendo espiritual y físicamente", dijo el arzobispo, dirigiéndose a los asistentes. Llamó a la guerra en Ucrania "atea" y "matadora de dioses", porque "donde se mata a una persona inocente, allí se mata a Dios".

El prefecto del Dicasterio para las Iglesias católicas orientales aseguró que la Iglesia de Roma y el Papa están increíblemente agradecidos a la Iglesia greco-católica ucraniana por toda la ayuda y el sacrificio que ha demostrado realizar hacia el pueblo ucraniano: "Son trabajadores incansables en las obras de misericordia. Su tarea es enjugar las lágrimas y consolar a los que sufren. Esta es la tarea del pueblo de Dios y de aquellos que siguen a Dios y lo imitan".

"¡Señor, bendice a las familias de los aquí presentes, así como a las familias de los que no están aquí, pero están unidos a nosotros o nos cuidan aquí! ¡Detén la mano del agresor! ¡Detén la mano de Caín, que tenía celos de su hermano porque Tú aceptaste su sacrificio! ¡La Iglesia ecuménica se une a esta oración que el Papa pide constantemente!". dijo el arzobispo Gugerotti.

"¡Que el Señor los bendiga y les inspire pensamientos sabios y santos!", deseó por último el arzobispo Gugerotti a los obispos del Sínodo de la UGCC.+