El primado de los greco-católicos afirmó que los de la guerra han sido "mil días de muertes", pero también "mil días de experiencia de la presencia del poder de Cristo resucitado en los ucranianos".
El jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana fue recibido por el pontífice, a quien le informó sobre "el desastre de la guerra y los desafíos que se avecinan para el invierno".
"Desde el principio, el Papa mostró una gran cercanía, una gran compasión por el dolor y el sufrimiento de este pueblo", afirmó el secretario de Estsdo.
"¡Madre de Dios, salva a Ucrania, sálvanos a cada uno de nosotros!", rezó el líder de los greco-católicos, al presidir la Divina Liturgia en el santuario nacional de Zarvanitsa.