Martes 19 de noviembre de 2024

Mons. Schevchuk: tener el coraje de escuchar la voz de los ucranianos

  • 19 de noviembre, 2024
  • Kiev (Ucrania) (AICA)
El primado de los greco-católicos afirmó que los de la guerra han sido "mil días de muertes", pero también "mil días de experiencia de la presencia del poder de Cristo resucitado en los ucranianos".
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Al cumplirse hoy, 19 de noviembre, mil días del inicio de la guerra en Ucrania, el arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana (UGCC), Su Beatitud Sviatoslav Schevchuk, animó a su pueblo a renovar la esperanza en "Jesucristo, Dios que se hizo hombre, Quien está presente en el cuerpo del sufriente pueblo ucraniano", según expresó en un videomensaje. 

"Somos un pueblo", recordó Schevchuk, "que confiamos en el poder del Salvador resucitado y experimentamos este poder todos los días en nuestra historia personal. Por lo tanto, ahora declaramos al mundo entero: ¡Ucrania está de pie, lucha y reza! ¡Ucrania espera la fuerza de Dios, que se revela también en nuestras heridas, lágrimas y dolor! ¡Ucrania ya ha resucitado hoy en nuestro Salvador resucitado!".

Por otra parte, el primado de la UGCC manifestó que "la cuestión de la guerra en Ucrania está en el centro de las negociaciones, no sólo diplomáticas y políticas, sino también económicas", y exhortó a todos los involucrados a "tener el coraje de escuchar la voz de los ucranianos. Que no piensen en encontrar la paz sin nosotros", dijo el arzobispo mayor, en declaraciones a la agencia católica italiana SIR

"En el pasado", agregó el líder de los greco-católicos ucranianos, "hemos visto a gente hablar de nosotros sin nosotros. Pero la voz de Ucrania debe ser escuchada y considerada. Ucrania debe ser, como pueblo, el tema de estas negociaciones. Sólo así se podrá iniciar un diálogo auténtico y no un monólogo de los poderosos. Sólo así se abrirá el camino hacia una paz justa". 

Hacia una "paz justa"
En la entrevista, el arzobispo mayor de Kiev recuerda algunos "puntos" esenciales de una "paz justa". "En primer lugar, una paz justa debe considerar el derecho a la vida y a la dignidad de la persona humana. Porque muchas veces, cuando hablamos de paz, hablamos de territorios, de lo que se puede ceder y de lo que se puede reclamar. Pero nadie habla de los seres humanos que viven en esos territorios", manifestó.

Y continuó: "En segundo lugar, la paz auténtica nunca puede confundirse con una tregua. La paz justa debe ser duradera. Si hoy, por ejemplo, a nivel diplomático y político se están preparando las bases para una negociación de tregua según una fórmula de Minsk 3 que prevé la congelación del conflicto, pero esta negociación no toca las causas de este conflicto, entonces se confundiría una tregua con una paz justa, la cual no sólo durará un período muy corto sino que le dará al agresor la oportunidad de reunir más fuerzas y atacarnos nuevamente. Esto es lo que ha estado sucediendo desde 2014". 

"En tercer lugar, la paz justa debe abrir un camino hacia la reconciliación. Si los corazones no se calman, si las intenciones de los malvados no cambian, la paz no tiene posibilidad de surgir, porque siempre hay que abrazar la justicia y la verdad", agregó.

El nuncio en Ucrania: "El pueblo está cansado y ya no se deja engañar por las promesas"
Por su parte el nuncio apostólico en Kiev, monseñor Visvaldas Kulbokas, reconoció que "hay mucho cansancio, sobre todo porque sabemos que hay pocas esperanzas. Cuando algún político extranjero dice: 'Haré todo lo posible para detener la guerra', la experiencia nos dice que no es tan fácil cumplir esas promesas, porque la realidad es un poco diferente. Así que la gente no se engaña demasiado. De hecho, creo que incluso la misión de la Iglesia no es fortalecer las ilusiones, sino anunciar el Evangelio y devolver la esperanza a la población, porque hay mucha desesperación".

Monseñor Kulbokas asegura que "lo que podemos decirle a la gente hoy es que nadie puede realmente garantizar la supervivencia física, la supervivencia del país o incluso la ayuda de la comunidad internacional. Pero podemos seguir diciendo que el Señor Dios nos ama, ama a todos, incluso cuando estamos olvidados, abandonados, solos, en dificultades o asesinados. Este mensaje de amor y esperanza es la obra más importante de la Iglesia y las iglesias".

Asimismo, el representante del Papa en Ucrania también se refirió a los acuerdos de paz y precisó que una paz "justa" significa, también, que quienes tienen responsabilidad, quienes lanzaron la guerra, "reconozcan, de alguna manera, su propia culpa, porque el reconocimiento es una forma de establecer oficialmente la intención de no continuar con este tipo de acciones en el futuro".

"Una paz justa es también una paz no sólo declarada sobre el papel, sino fruto de un cambio de mentalidad. Una sola decisión no será suficiente para generar la paz, como tampoco basta la acción de un solo político al que se pueda culpar. Para que la paz sea verdadera, se requiere un cambio de mentalidad por parte de todos. También siento este deber moral. Cada uno de nosotros estamos llamados ante Dios a asumir nuestras responsabilidades: ¿qué hemos hecho y qué no hemos hecho? Finalmente, la paz debe proclamarse como un bien mucho mayor que todas las consideraciones políticas o propósitos militares. Este anuncio, por tanto, pertenece también al concepto de una paz justa, y la Iglesia tiene la misión de despertar las conciencias, para que reflejen que la paz es una realidad querida por Dios y de la que ante Dios se dará cuenta en la eternidad".+