Así lo consideró, al citar el prefacio para la solemnidad de Cristo Rey: "Reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz".
"Es urgente contraponer el Evangelio al intento de vaciar la vida ciudadana de valores espirituales. La sed de verdad, connatural a cada hombre y mujer, buscará el modo de saciarse", aseguró.
El arzobispo emérito de Corrientes afirma que ésta consiste en "la participación del misterio de Cristo, causante de una salvación, que el mundo tienta por senderos sin salida".
"Dios no es extraño al César, ni el César es extraño a Dios. Lo importante es no mezclarlos", afirmó el arzobispo emérito de Corrientes en su sugerencia para la homilía dominical.