"La virtud propia, para el ejercicio eficaz de la misión evangelizadora, es la confianza irrestricta en el poder de Cristo resucitado", recordó el arzobispo emérito de Corrientes.
El arzobispo emérito de Corrientes afirma que ésta debe hacer un "llamado claro a la práctica del amor fraterno, inspirando iniciativas inteligentes y esfuerzos generosos para resolver los problemas".
"La tarea evangelizadora incluye una acción precursora de saneamiento espiritual y cultural. En ella se unen aún quienes no profesan la misma fe religiosa", aseguró el arzobispo emérito de Corrientes.
El arzobispo emérito de Corrientes destacó entre ellos a los santos que, por su vida virtuosa, convencen y conducen a la conversión, aún al más incrédulo de sus interlocutores.