Durante tres días de reflexión, oración y vida en comunidad, los diáconos permanentes de la diócesis y sus esposas vivieron la experiencia del Jubileo, en sintonía con lo que ocurría en Roma.
Mons. Medina destacó la importancia de ese templo, calificándolo como "madre de todas las iglesias de nuestra diócesis", y enfatizó su rol en la propagación de la fe a lo largo de la región.
Con el objetivo de reavivar la misión pastoral y fortalecer el compromiso social, los obispos de la región Centro celebraron su reunión anual, reafirmando su dedicación al servicio del pueblo de Dios.
Que sea una "experiencia fuertemente personal y comunitaria de sentirnos abrazados por la misericordia de Dios, para amar y servir en su nombre", animó el arzobispo de Mendoza.