En la Novena Jornada Mundial de los Pobres, el Papa compartió un almuerzo con cerca de 1.300 personas de todo el mundo y recordó a quienes sufren a causa de la violencia, la guerra y el hambre.
En presencia de miles de personas que viven en extrema pobreza, instó a las organizaciones caritativas que los acompañaban a mantener un pensamiento crítico y a perseverar en su compromiso.
León XIV subrayó la importancia de dar testimonio en las situaciones más difíciles. Las catástrofes y el sufrimiento no perduran, a diferencia de la alegría de quienes reconocen a Jesús como Salvador.
El Papa hizo un llamado para que cese la discriminación y la persecución contra los cristianos, y rogó que termine toda violencia y que los creyentes trabajen juntos por el bien común.