Al final de la audiencia general, Francisco hizo un llamado a la solidaridad para los dos países devastados por el terremoto, que causó casi 9.000 muertos e innumerables heridos.
El custodio de Tierra Santa, consideró "escandaloso" que, en este momento, las sanciones vigentes de los EEUU y la UE contra ese país impidan la llegada de la ayuda internacional.