Después de practicar la magia negra, ambos reconocieron la superioridad del cristianismo sobre la superstición y se convirtieron. Una vez bautizados distribuyeron sus posesiones y bienes entre los pobres y se retiraron a la soledad para fortalecerse con la oración y la penitencia. Durante la persecución de Decio fueron arrestados y condenados a morir quemados vivos, lo que ocurrió el año 250 en Nicomedia.