El culto de estos santos mártires en Roma es muy antiguo. Crisanto era hijo de un patricio romano. Daría era sacerdotisa de Minerva. Ambos se convirtieron al cristianismo y se unieron en matrimonio. Juntos convirtieron a muchos personajes de la sociedad romana. Por ello fueron denunciados y condenados a muerte. Hacia el año 263 murieron apedreados y sus cuerpos enterrados en la Vía Salaria. El papa San Dámaso escribió un epitafio para el sepulcro de los mártires.