Se negó a ser incorporado al ejército romano en Numidia, alegando que, como cristiano, era soldado de Cristo y por eso no podía llevar el emblema del emperador. Al insistir en su negativa, fue condenado a muerte. Al dirigirse al suplicio, dijo a su padre: "Te ruego que al que me corte la cabeza le des el uniforme que me preparaste para la milicia". Era el año 295.