A él se debe la construcción de la basílica del Santo Sepulcro, en el lugar donde Santa Elena, madre de Constantino, lo había descubierto. San Macario estaba presente cuando Santa Elena descubrió también las tres cruces del Calvario y fue él quien ayudó a determinar cuál de ellas era la de Cristo, aplicándola a una mujer moribunda la que al instante sanó y se levantó alabando a Dios. San Macario murió el año 325.