Siendo rey de Cornwall, la muerte de su esposa le produjo tal impresión que determinó ceder el trono a su hijo. Ocultando su identidad partió para Irlanda, donde entró en el monasterio de Rahan. Más tarde fue ordenado sacerdote y enviado a Escocia, donde predicó la fe cristiana. Siendo ya muy anciano, fue atacado por los piratas, quienes lo mataron en el año 589. Escocia lo considera su primer mártir.