Eran hijas del senador romano Asterio. Durante la persecución de Valeriano ambas jóvenes fueron arrestadas cerca de Roma y se las quiso obligar a renegar de su fe cristiana. Al no conseguir ese propósito el prefecto Junio Donato mandó decapitarlas. Aunque no existe certeza, se cree que el martirio de estas santas ocurrió alrededor del año 257. Sus cuerpos se conservan en la Basílica de San Juan de Letrán.