Miércoles 27 de agosto de 2025

El Card. Rossi reflexiona sobre la universalidad de la salvación

  • 27 de agosto, 2025
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba afirmó que el Reino de Dios está abierto para todos, aunque su acceso exige un camino de conversión, compromiso y amor concreto al prójimo.
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En la parroquia Santa Monica y San Agustin, el cardenal Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba, ofreció una homilía centrada en la noción de salvación como un camino abierto para todos durante la misa radial dominical. La Eucaristía fue concelebrada por el párroco, presbítero Fernando Martensen, en el marco de la festividad de San Agustín.

El arzobispo cordobés planteó la paradoja entre la universalidad del llamado de Dios y la exigencia del camino evangélico. En este sentido, sostuvo que el Reino de Dios no es un espacio reservado a un grupo selecto, sino una invitación abierta a todos los pueblos, razas y naciones.

Advirtió, sin embargo, que la entrada a ese Reino se realiza por una "puerta estrecha", entendida como el camino del compromiso y del amor.

El cardenal Rossi citó al teólogo Karl Rahner al afirmar que "tenemos el deber de esperar por todos", y al papa Francisco, quien insistía en que la Iglesia debe ser "una casa para todos".

Tras subrayar que esta apertura no debe ser meramente teórica, sino que exige una actitud interior que evite excluir a otros, advirtió sobre la tentación de imaginar el cielo como un lugar exclusivo o restringido y puso como ejemplo la actitud de quienes, en la parábola evangélica, se retiran al saber que todos están invitados.

La palabra de los papas
Retomando palabras de san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, el cardenal señaló que la propuesta cristiana consiste en abrir las puertas, cruzar el umbral y ampliar la mirada. Vinculó esta enseñanza con la vivencia del Jubileo y la actitud misionera de la Iglesia.

En el tramo final de su homilía, citó el ejemplo de san Agustín como expresión de un proceso de conversión que va desde el reconocimiento de la propia debilidad, pasando por la súplica de ayuda, hasta la entrega confiada a la voluntad de Dios.

El cardenal Rossi concluyó pidiendo la gracia de tener "un corazón de puertas abiertas", en disposición a recibir tanto al Señor como a los hermanos, especialmente a quienes se acercan con dolor o necesidad.+