Domingo 28 de abril de 2024

Rosario: el obispo castrense les recuerda a las fuerzas federales el valor de la vida

  • 15 de marzo, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Mons. Santiago Olivera expresa su cercanía y compromete su oración por los efectivos que irán a esa ciudad santafesina, tras la decisión gubernamental de enviarlos para enfrentar al narcotráfico.
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Ante la decisión del Gobierno de enviar fuerzas federales a la ciudad de Rosario para colaborar en la lucha contra el narcotráfico, el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, expresa su cercanía con los efectivos que deberán cumplir esa misión.

“Ante esta dramática realidad, la intervención de nuestras Fuerzas de Seguridad se ve como una ‘esperanza’ para combatir este mal”, evalúa. 

Tras afirmar que “duele que se tenga que llegar a esta decisión, necesaria”, plantea la necesidad de no desconocer “los peligros que eso lleva”.

“Sabemos que los hombres y mujeres que han asumido la misión de cuidarnos lo han hecho a sabiendas de que esa decisión, vocacional y profesional, les implica la entrega de la propia vida. Vida que, en situaciones como éstas, están en mayor riesgo. De hecho, las vidas de los uniformados es siempre una vida en riesgo”, afirma.

“Pero también sabemos valiosas las vidas de aquellos a quienes tendrán que enfrentar, aunque hayan escogido malos y equivocados caminos, aunque en ellos estén desfigurados el respeto que merece todo hombre o mujer, la dignidad de cada uno y en particular de los más indefensos y vulnerables, y hayan oscurecido el sentido de toda vida como don de Dios”, indica, y puntualiza: “Ciertamente, son situaciones difíciles que, en el ejercicio de la justicia, la preservación de la paz y la defensa de nuestro pueblo, nunca debemos olvidar”.

Monseñor Olivera invita a la familia castrense a rezar por la paz, la no violencia y el cuidado de la vida, recordando que “la oración, entre otras tantas bondades, es uno de los mejores actos de generosidad y caridad para con el prójimo, especialmente, con el prójimo que sufre, está en peligro o vive una situación adversa”.

Texto de la carta
Querida comunidad diocesana:

Ante la decisión del Gobierno a través de su Ministerio de Seguridad, en acrecentar su ayuda con la presencia de más hermanos y hermanas de las Fuerzas Federales en la ciudad de Rosario, con el afán de resolver pronto, los problemas que la aquejan, quiero hacerme presente por medio de estas líneas.

Reconocemos que el binomio “droga-violencia” es un flagelo difícil de vencer. Muchas vidas se pierden, especialmente muchos jóvenes ven en el consumo o la distribución de la misma, una “salida” a su situación actual. Muchas familias afectadas por esta situación, padecen -con impotencia- la muerte de alguno de sus miembros, sin poder hacer más que, tener resignación (cristiana), a su dolor. 

Ante esta dramática realidad la intervención de nuestras Fuerzas de Seguridad se ve como una “esperanza” para combatir este mal. Nos duele que se tenga que llegar a esta decisión, necesaria, por cierto, pero no desconocemos los peligros que eso lleva.

Como Pastor de los hombres y mujeres de las Fuerzas Federales quiero manifestar mi cercanía con cada uno de ellos y, con todos, porque nos sabemos hermanos, como hijos de un mismo Pueblo, de la misma Patria que- como Madre- quiere y nos acoge a todos. 

Sabemos que la misión de los hombres y mujeres que han asumido la misión de cuidarnos, lo han hecho a sabiendas de que esa decisión, vocacional y profesional, les implica la entrega de la propia vida. Vida que, en situaciones como estas, están en mayor riesgo. De hecho, las vidas de los uniformados es siempre una vida en riesgo.

Pero también sabemos valiosas las vidas de quienes tendrán que enfrentar, aunque hayan escogido malos y equivocados caminos y, aunque en ellos, estén desfigurados el respeto que merece todo hombre o mujer, la dignidad de cada uno y en particular los más indefensos y vulnerables, y hayan oscurecido el sentido de toda vida como don de Dios. Ciertamente son situaciones difíciles que, en el ejercicio de la justicia, la preservación de la paz y la defensa de nuestro pueblo nunca debemos olvidar. 

Por todo esto es que queremos mostrar nuestra cercanía. Como Iglesia castrense estamos donde están nuestros fieles, nuestros Capellanes están dispuestos a servirlos acompañándolos y renovamos nuestra oración por la pronta restauración de la paz social, tan necesaria para toda nuestra Patria, pero más urgente en esta zona de mayor conflicto.

En este tiempo de Cuaresma, les pido a cada Capellán que podamos rezar una Misa, sumando la siguiente oración Colecta  a continuación de la que corresponde a ese día:

Dios, autor y amigo de la paz,
conocerte es vivir y servir es reinar;
líbranos de toda violencia,
para que confiando en tu amparo
podamos dedicarnos, sin temor, al bien de todos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Que en nuestros hogares y, en cada rincón de nuestro Obispado Castrense podamos rezar por esta intención. Sabemos que la oración, entre otras tantas bondades, es uno de los mejores actos de generosidad y caridad para con el prójimo, especialmente, con el prójimo que sufre, está en peligro o vive una situación adversa.

Los confiamos a nuestra Madre y Virgen de Luján, Patrona de nuestra Patria y de nuestro Obispado. Ella, Reina de la Paz y Madre del Príncipe de la Paz, quiere restaurar la paz y la concordia entre los argentinos. Su Hijo Jesús, que es nuestra Paz, ha dado su vida para restaurarla. Que acojamos este deseo en nuestro corazón y volvamos a vivir- en clave de fraternidad y justicia- para que la paz sea- siempre- realidad en nuestra Patria.

Confiando en la fuerza de orar juntos, les dejo mi paternal bendición.+

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