Domingo 28 de abril de 2024

'Que el Príncipe de la paz nos enseñe a crear puentes y no murallas'

  • 10 de diciembre, 2023
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
Lo pidió el obispo de San Isidro en su reflexión semanal, al advertir que "los argentinos vivimos una suerte de enfermedad social y esta enfermedad social está signada, está marcada por la violencia".
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El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, señaló que la Palabra de Dios, en este segundo domingo de Adviento, habla de la preparación para la venida del Señor.

 “Todo encuentro se prepara con prolijidad. Nosotros vamos preparando el corazón, allanando los caminos para que el Señor pueda venir a nosotros. Y Juan Bautista es la figura que envía el Señor para preparar ese camino, predicando la conversión, la vuelta a Dios”, indicó, y sostuvo: “Nosotros tenemos que preparar nuestro corazón en el aprendizaje de la paz, para poder allanar ese camino del Señor”.

El obispo sanisidrense contó que, unos días atrás, había estado en la presentación del informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentino (ODSA UCA), y consideró “demoledor cuando narraban, mostraban los índices de pobreza, los índices de indigencia, la brecha socioeconómica, que es cada vez más profunda entre los argentinos”.

“Al mismo tiempo, me llamó la atención el ítem referido al malestar psicológico; ahí no había brecha, es decir, hay muchísimos problemas psicológicos en las clases más necesitadas, pero también las hay en la clase media y alta”, puntualizó. 

“En este último año, subió siete puntos el malestar psicológico: vivimos una suerte de enfermedad social los argentinos y esta enfermedad social está signada, está marcada por la violencia”, advirtió.

Del mismo modo, el presidente de la CEA profundizó: “Nosotros venimos de una campaña electoral donde hemos escuchado un lenguaje de insulto, de descalificaciones continuas; las agresiones en las redes sociales han sido tremendas; esto, respirando junto con el mundo una atmósfera de violencia, una atmósfera de guerra; todo el mundo, de alguna manera, se encuentra en un estado de nerviosismo, de ansiedad, de enojo, de tristeza; vivimos un momento dificilísimo en cuanto al tema de la violencia”. 

“Y qué decir de los llamados ‘escraches’ a figuras políticas o sociales que piensan distinto. Podemos pensar distinto, pero ese tipo de agresiones son realmente intolerables”. 

“´Él es nuestra paz´, dice san Pablo en la carta a los Efesios. Él hizo de los dos pueblos uno, solo venciendo la muralla que los separaba. Que ese Príncipe de la Paz nos enseñe a salir de esta enfermedad social, a poder crear puentes y no murallas, a poder respetarnos y a desterrar entre nosotros esas amenazas que escuchamos en las redes, ese tipo de lenguaje frente a quien ve la vida, la historia -por su familia, por su educación, por lo que fuere- de una manera distinta; tenemos que aprender a vivir en la diferencia”, pidió.

Hacia el final de su reflexión para el segundo domingo de Adviento, monseñor Ojea animó: “Pidámosle al Príncipe de la Paz que nos conceda esta gracia; preparemos el camino del Señor, que vendrá a nosotros para dejarnos su paz; Él es el Príncipe de la paz”.+