Lunes 1 de septiembre de 2025

'Para los cristianos, los pobres son hermanos, no beneficiarios', recordó el Papa

  • 1 de septiembre, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En la caridad cristiana, no hay división entre benefactores y beneficiarios, observó el pontífice durante una audiencia con la institución italiana Obra de San Francisco para los Pobres.
Doná a AICA.org

El papa León XIV recibió este lunes a los miembros de la Obra San Francisco para los Pobres, animándolos a permanecer fieles a su misión de proporcionar asistencia, acogida y promoción de la dignidad humana.

Esta obra, creada en el monasterio capuchino de Milán hace casi siete décadas, proporciona comidas, ropa, asistencia médica y apoyo a más de 30.000 personas cada año.

El pontífice se refirió a las palabras de San Francisco de Asís y destacó que "debemos ver a Cristo mismo en los necesitados y, al ayudarlos, recordar que compartimos con ellos lo que no nos pertenece, sino que simplemente nos fue prestado".

Al recordar los orígenes de la iniciativa en el corazón del fraile capuchino fray Cecilio María Cortinovis, el Papa destacó cómo "la bella aventura de la que hoy son testigos y protagonistas" nació de la fe y de la generosidad.

Tres dimensiones de la caridad
En su discurso, León XIV subrayó tres dimensiones del trabajo de la Obra San Francisco: "asistir, acoger y promover".

"Ayudar -dijo- significa estar presente ante las necesidades de los demás. Y es sorprendente ver la cantidad y variedad de servicios que, a lo largo de los años, lograron organizar y ofrecer a quienes recurren a ustedes, apoyando de diversas maneras a más de treinta mil personas cada año".


"Además de la asistencia -continuó- se debe acoger: darle espacio al otro en el corazón, en la vida, ofrecerle tiempo, escucha, apoyo, oración. Es la actitud de mirar a los ojos, de estrechar la mano, de inclinarse, tan querida por el papa Francisco".

"Promover significa ayudar a las personas a crecer en libertad y dignidad -dijo el Papa-. Aquí entran en juego la gratuidad del don y el respeto a la dignidad de las personas, de modo que se cuida a quienes se encuentran simplemente por su bien, sin esperar nada a cambio y sin imponer condiciones. Como Dios hace con cada uno de nosotros, indicando un camino, ofreciéndonos toda la ayuda necesaria para recorrerlo, pero dejándonos luego libres".

Recordó las palabras de San Juan Pablo II: "Se trata de aumentar eficazmente la dignidad y la creatividad de cada uno, de su capacidad de responder a la propia vocación y, por tanto, a la llamada de Dios contenida en ella".

"Esta es la tarea que la Iglesia les confía -continuó León XIV- para bien de las personas que se reúnen en torno a las estructuras que gestionan y también de la sociedad entera".

Tras impartir la bendición apostólica, concluyó la audiencia agradeciendo a los presentes por el trabajo y por el testimonio que dan caminando juntos.+