Padre Nazar: "Los pueblos indígenas son la belleza de Formosa"
- 26 de abril, 2021
- Formosa (AICA)
El padre Francisco Nazar, miembro de Endepa, que acompaña a la comunidad Wichí en Formosa, brindó una entrevista radial en el marco de la Semana de los Pueblos Indígenas.
En una entrevista con FM La Mira, el padre Francisco Nazar, del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, se refirió a la Semana de los Pueblos Indígenas.
Consultado sobre la actualidad de los pueblos originarios, el sacerdote señaló: “Son aproximadamente 10 millones de habitantes en nuestro continente latinoamericano, y en la Argentina habitan 43 Pueblos”.
En la “Semana de los Pueblos Indígenas”, Endepa invitó a la comunidad eclesial y a la sociedad a vivirla en actitud de silencio para la escucha, de memoria de su presencia milenaria, de conocimiento de su historia, de pedido de perdón y de organizar la esperanza para que “venga a nosotros tu Reino”, o sea una sociedad intercultural de diversos y de iguales, sin privilegios, donde todos nos respetemos en dignidad, en derechos humanos y nadie quede sin estar sentado a la fraterna mesa de la creación.
También para pedir perdón como ciudadanos, Estado nacional y provincial y como Iglesia Católica, por los pecados de aquellos años de invasión y conquista de sus territorios, de los atropellos y desprecios con los que se armó este sistema. También por los de ahora -los de todos nosotros- de atropellos, injusticias, prejuicios intolerantes y discriminatorios.
La belleza de Formosa
El sacerdote, que vive en Laguna Yema, recalcó que “los pueblos indígenas son la belleza de Formosa, como son todas las culturas que conforman esta bella creación. Los pueblos originarios que habitan nuestra provincia son los Qom, Wichi, Pilaga y Nivacle. Son pueblos milenarios, su existencia es de hace más de 5000 años en estos territorios. La Constitución Nacional y Provincial los reconoce como preexistentes en estos territorios a otras culturas”.
“Son pueblos que viven otro modo de ser, que llamamos cultura. Cada cultura tiene su lengua, su espiritualidad, sus mitos y relatos de la creación. También sus normas, o sea, una ética de comportamiento en las relaciones con la madre tierra y con todas las creaturas. Estos valores culturales viven, se reproducen, resisten toda tempestad y sueñan con los nuevos tiempos de un mundo más humano”, explicó.
También una vida conformada por un sistema económico que gira en torno a la madre tierra y su uso cuidadoso y en reciprocidad –‘todo para todos, nada para nosotros’- dicen los ancestros, sin que nadie se acapare o se adueñe de ella. Es un compartir con todos los demás seres de la creación que están interconectados y tienen una unidad holística. Para ellos la casa común es “el lugar”, el lugar de todos y para todos.
“También tienen su sistema político -actualizado y muy presente en las comunidades de América Latina- para la gobernanza en armonía y equilibrio de todos los seres. La conducción política de los pueblos fue robada y saqueada por los hombres de ‘la política’ que se adueñaron de sus decisiones y de su destino. Se trata de organizar el mundo con un sistema de relaciones que llaman el ‘Buen Vivir’. Un proyecto de nueva vida que está irrumpiendo con fuerza y como propuesta para el mundo entero. Una propuesta de poner en práctica políticas inclusivas como lo señala el Convenio 169 de la OIT firmado por la Argentina y que tiene rango constitucional”.
Una historia de genocidios, muertes y luchas violentas
Además, el padre Francisco dijo: “Son pueblos con una historia muy bella y maravillosa pero también con una historia trágica” en la que “hubo genocidios, muertes, luchas violentas por apropiarse de sus territorios, de su autodeterminación y la destrucción de sus identidades”.
No hace muchos años, en 1947, recordó, hubo una masacre del pueblo Pilaga en su territorio conocido como Rincón Bomba, cerca de Las Lomitas. En esa Masacre de Rincón Bomba, más de 500 niños, mujeres y hombres fueron exterminados por el ejército argentino.
“Los pueblos originarios están como crucificados en la cruz de la historia, con los clavos de la discriminación y la xenofobia, la apropiación de sus territorios y el de las políticas públicas que los niegan, excluyen y descartan”.
Al ser consultado sobre la forma de vida nómade de los pueblos, el padre Nazar dijo: “Era así pero dentro de un gran territorio que ocupaban. Cada pueblo vivía en un extenso territorio que era ‘su lugar’, y lo cuidaban en armonía con los ciclos de la naturaleza. Por eso, eran nómades que iban recorriendo sus territorios y también sedentarios porque no se iban de esos territorios”.
“Cuando había abundancia de cardúmenes de peces iban al río y ahí estaban un tiempo largo. Luego era el tiempo de la algarroba y de la miel y ahí iban y estaban otro tiempo largo y cuando era la época de la caza, a ello se dedicaban para su alimento. El nomadismo revela una forma de ser y de cuidar la creación”.
“La creación es sagrada –es hermana- en cada chañar, en cada majan, en cada sábalo. Todo esto esta contado en sus sabios relatos que viven y reproducen en sus historias de cada ser viviente. Ahí también están las normas para conductas éticas que viven en sus memorias narradas por las abuelas cuidadoras de la cultura. Siempre cuidando el equilibrio y la armonía de los seres vivientes. Todo esto sucedía y aún sucede dentro de un mismo territorio”.
El grito de los pueblos no muere
“Por suerte, el grito del pueblo no está muerto”, aseguró el sacerdote. “Por eso en Endepa tomamos este lema que escuchamos día a día en cada momento, y hoy queremos reproducir y hacer nuestro: ‘Territorio, clamor de justicia’”.
“Están organizados, van avanzando en la historia, interviniendo en todo lo que hace a su cultura, su economía y política indígena para un buen vivir. Los jóvenes hoy van avanzando y liderando estos nuevos tiempos de la historia con todas las tecnologías modernas y se van empoderando y autodeterminando”.
“Ellos se han puesto de pie y van avanzando aun en medio del desconcierto, la confusión y las políticas públicas que siguen sometiendo a estos pueblos con el miedo, la amenaza y la dependencia. Muchos jóvenes han dicho basta”, señaló.
“Son muchos los que organizados de tan diversas maneras le dicen ‘no al alcoholismo y a las drogas, no al miedo y al no te metás, no a resignarse. Así lo constatamos con los jóvenes Wichi del grupo ‘Ele’ de la zona de Las Lomitas, jóvenes que van pintando murales que son un clamor en las paredes de esta sociedad que los niega, de los nuevos líderes y lideresas que van asomando y reclamando -con nueva exigencia- por sus territorios, por una sociedad intercultural y de iguales, por el respeto a su palabra y a sus proyectos de vida”.
“Vemos a tantos que se van incorporando a estudios superiores como los estudiantes en la Universidad Nacional y de tantos otros que con su esfuerzo, constancia y creatividad se van organizando en las comunidades con el deporte, con la música, con pequeños proyectos productivos, con los encuentros de diálogos y sueños, muchos movidos por el Evangelio en las iglesias y en los cultos encontrando su fuerza en un Dios Padre que se jugó en la persona de Jesús por el Reino de igualdad y por vínculos de fraterna humanidad”.
“Todo esto veo que se realiza -expresó el cura-, porque hay una unidad espiritual con los ancestros que viven en su memoria colectiva y con las abuelas y los abuelos que hoy siguen dando sus sabias palabras de vida”.
Hacer silencio para escuchar a la Madre Tierra
Finalmente, Francisco Nazar reflexionó: “Esta Semana de los Pueblos es un mensaje para vos y para nosotros todos. Estamos invitados a hacer silencio para mirar y escuchar a la Madre Tierra, herida por los salvajes desmontes y extractivismo apoyados por gobiernos y empresas multinacionales como el petróleo en Ramón Lista, que va matando los bichos del monte, las abejas que nos dan la miel y a los ecosistemas”.
“Observar y escuchar a los pueblos y culturas que son diversos, a Dios Padre o quien es el sostén de tus convicciones, para crear un nuevo tiempo. Invitados a derrumbar los muros de estructuras y sistemas mentirosos y ya obsoletos, para crear otra forma de vínculos y de vida entre nosotros. Es posible, ¿Te animás a asumir este desafío?”.+