Jueves 25 de abril de 2024

Monseñor Mollaghan destaca la importancia de estar unidos al Espíritu Santo

  • 10 de junio, 2014
  • Rosario (Santa Fe) (AICA)
"Si estamos unidos al Espíritu, podremos dar muchos frutos, que son innumerables, como la caridad, el gozo, la paciencia, la bondad, la mansedumbre, y la fidelidad. Y si esos frutos los ponemos al servicio de la comunidad, vamos a hacer presente y visible en el mundo el amor y la vida de Cristo. Él ama nuestra vida y nos va a ayudar a alcanzar esta plenitud, y hacer de todos los bautizados discípulos misioneros", aseguró el administrador apostólico de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, en la misa concelebrada que presidió por la festividad de Pentecostés en la catedral local.
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El administrador apostólico de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, presidió la misa concelebrada por la festividad de Pentecostés en la catedral local, donde recordó que "es el Espíritu Santo quien mantiene la misión en la Iglesia y nuestra propia respuesta de evangelización" y afirmó que "cuando confiamos en el Espíritu Santo y estamos unidos a Él, el corazón se transforma, y se produce la diversidad y la variedad de sus dones. Son muchos los servicios y muchas las funciones, pero un solo Espíritu, un mismo Señor y un mismo Dios".

"En cambio si actuamos solos, si nos movemos por conveniencias o intereses egoístas, entonces nos dividimos, nos enfrentamos, nos separamos del verdadero amor", advirtió.

Tras indicar que sólo el Espíritu Santo "puede suscitar la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, construir la unidad, ya que genera una experiencia de comunión en el amor fraterno", señaló que el Espíritu también "reanima y está presente en el interior de nuestra propia vida".

"Toda nuestra existencia está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos dones son disposiciones permanentes que nos hacen dóciles para amar y seguir sus impulsos", sostuvo y agregó: "De este modo, si nos dejamos conducir por los dones del Espíritu alcanzaremos la unidad interior, la perseverancia y la fortaleza para vivir como cristianos".

Por último, monseñor Mollaghan afirmó que "sólo el Espíritu Santo nos libra de muchas oscuridades del alma, y nos da la libertad que necesitamos para amar con alegría. Por eso, así como le pedimos que renueve la faz de la tierra, también le pedimos que nos acompañe y que encienda en nuestros corazones el fuego de su amor. Y si estamos unidos al Espíritu, podremos dar muchos frutos, que son innumerables, como la caridad, el gozo, la paciencia, la bondad, la mansedumbre, y la fidelidad. Y si esos frutos los ponemos al servicio de la comunidad, vamos a hacer presente y visible en el mundo el amor y la vida de Cristo. El ama nuestra vida, y nos va a ayudar a alcanzar esta plenitud, y hacer de todos los bautizados discípulos misioneros".+

Texto completo de la homilía