Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Stanovnik llamó a los nuevos sacerdotes a mirarse "en el espejo de Jesús"

  • 9 de marzo, 2021
  • Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió el 6 de marzo, la misa de ordenación sacerdotal de Leonardo Guedes y Oscar Guillermo Lombardero.
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Con una misa presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, el 6 de marzo en la catedral Nuestra Señora del Rosario, fueron ordenados sacerdotes Leonardo Guedes y Oscar Guillermo Lombardero. Además, recibieron su ordenación diaconal los acólitos Horacio Abel Villasanti y Oscar Alfredo Luna.

En su homilía, monseñor Stanovnik reconoció que “jamás en la historia de la humanidad hemos necesitado tanto de Dios como ahora, en esta crisis global que nos afecta a todos y a todo, y de la que aún no sabemos el final”. 

“Sin embargo, los cristianos no perdemos la esperanza porque tenemos la certeza de que Dios no está ausente, al contrario, está más cerca allí donde los seres humanos experimentamos nuestra radical fragilidad. Y, entre las muchas señales de su presencia, hoy se manifiesta por medio de estos hermanos nuestros que serán ordenados diáconos y presbíteros, precisamente para acompañar al Pueblo de Dios, a través de las crisis, hacia la maduración en el amor a Dios y al prójimo”, destacó.

“Dado que estos hombres, que están aquí delante de nosotros, serán ordenados para el servicio del Pueblo de Dios en las cosas, como decíamos, que pertenecen a Dios. Para ello, tendrán que ir aprendiendo su oficio mirándose continuamente en el espejo de Jesús. Él es el único eterno sacerdote, mediador entre Dios y los hombres. Por Él, con Él y en Él, como decimos al final de la plegaria eucarística, no solo aprenderán el oficio del buen pastor, sino que deberán conformar su propia vida con la de él, que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate de muchos”, señaló.

“El poder del servicio se distingue del otro poder, porque el servicio capacita, integra y envía. En cambio, el otro poder se disfraza de servicio, pero para satisfacer, someter y despersonalizar. Hay que estar muy atento para permanecer en el servicio al Pueblo de Dios y no caer en la tentación de servirse de él”, advirtió. Para ello, consideró, “el sacerdote deberá cultivar un vínculo muy estrecho con Jesús, Buen Pastor, a través de la oración diaria, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Eucaristía y recurrir al sacramento de la Reconciliación, para evitar la tentación de cambiar el delantal del servicio por la capa de la dominación”. 

“El verdadero servidor crea lazos de amistad con todos, aun con aquellos que se resisten o que actúan movidos por intereses mezquinos, todos son objeto de su preocupación pastoral y el centro de su oración”, afirmó.

“Ustedes, que serán ordenados en unos instantes más, serán ministros llamados por Dios para acompañar y guiar a su Pueblo que se encuentra atemorizado y frágil por la pandemia. Sean instrumentos que infunden confianza y alejan el miedo; promotores de solidaridad con todos, pero especialmente con los que la pasan mal; inspiradores de todo proyecto que cuide la vida humana siempre y en cualquier circunstancia, y de las iniciativas en favor del respeto al lugar que habitamos, con la conciencia de que todo esto pertenece a la causa de Dios que es también la causa del hombre. Ustedes fueron llamados por Dios para mirar todas esas cosas desde Él, tal como las reveló en la mirada y los gestos de Jesús, sobre todo, a través de su pasión, muerte y resurrección”, aconsejó, y añadió: “Por eso, la celebración de la Eucaristía, deberá ser la fuente y la culminación de toda la obra evangelizadora que el Espíritu Santo tiene dispuesto realizar a través de ustedes”.

Finalmente, rezó para que “María, nuestra Tierna Madre de Itatí, junto con San José con corazón de Padre, los proteja de todo mal, los consuelen en las dificultades, y les ayuden a vivir gozosamente el sacramento del Orden Sagrado”.+ 

» Texto completo de la homilía