Miércoles 9 de octubre de 2024

Mons. Scicluna pidió respetar los protocolos y tomar las decisiones en forma colegial

  • 21 de febrero, 2019
  • Ciudad del Vaticano
El segundo orador en el Encuentro para la Protección de los Menores, iniciado hoy en el Vaticano fue el secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Charles J. Scicluna que recorrió en su exposición las principales fases de los procesos de casos individuales de abuso sexual de menores por parte de miembros del clero y animó a los participantes del encuentro a respetar los protocolos y a tomar las decisiones en forma colegial.
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El segundo orador en el Encuentro para la Protección de los Menores, iniciado hoy en el Vaticano fue el secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Charles J. Scicluna que recorrió en su exposición las principales fases de los procesos de casos individuales de abuso sexual de menores por parte de miembros del clero y animó a los participantes del encuentro a respetar los protocolos y a tomar las decisiones en forma colegial.

Durante su relación titulada "Iglesia como hospital de campo. Tomando responsabilidad", el arzobispo de Malta remarcó la importancia de que los líderes de la Iglesia colaboren con las autoridades civiles durante los procesos originados por las acusaciones a abusos de menores.

"Se nos ha confiado el cuidado de nuestro pueblo es nuestro deber sagrado, por lo tanto, proteger a nuestro pueblo y garantizar la justicia cuando se ha abusado de ella", afirmó.

Monseñor Scicluna señaló la necesidad de hacer un buen diagnóstico de lo que ha generado esta crisis en el interior de la Iglesia, y así poder plantear caminos de solución. Para ello citó la carta pastoral del papa Benedicto XVI a los católicos de Irlanda del 19 de marzo de 2010 para explicar que "solo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que dieron lugar a la crisis actual es posible efectuar un diagnóstico claro de sus causas y encontrar remedios eficaces".

"Entre los factores que contribuyeron a ella (a la crisis) -escribía Benedicto XVI en aquel entonces- podemos enumerar: procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa; insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados; una tendencia en la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos, cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y la falta de tutela de la dignidad de cada persona".





Seguidamente monseñor Scicluna expuso sobre qué hacer cuando un sacerdote sea acusado por abuso a menores de edad.

Denuncia: En primer lugar, se refirió a cómo denunciar una conducta sexual inapropiada y destacó que es fundamental que "la comunidad sepa que tiene el deber y el derecho de denunciar la mala conducta sexual de una persona a la diócesis o a la orden religiosa".

Por otro lado, animó a "respetar los protocolos establecidos y respetar también las leyes civiles" así como también dijo que es fundamental que las acusaciones se investiguen con ayudas de expertos y que la investigación se concluya "sin demoras innecesarias".

En esta línea, el arzobispo destacó la importancia de que las autoridades eclesiásticas tomen las decisiones "en forma colegial" y cuenten con la asesoría de expertos para que los obispos puedan acompañar pastoralmente a las víctimas, a los sacerdotes acusados, a la comunidad de los fieles y a la sociedad en general.

Es de vital importancia, afirmó, no "subestimar la necesidad de confrontarnos con las profundas heridas infligidas a las víctimas de abuso sexual por miembros del clero. Son heridas de naturaleza psicológica y espiritual que deben ser atendidas con cuidado". Para ello, pidió escuchar y acompañar a las víctimas que es como "un Vía Crucis que no debemos perder".

"El resultado de la investigación de la mala conducta sexual del clero a menores de 18 años debe ser remitido a la Congregación para la Doctrina de la Fe y, en este caso, el ordinario del lugar está autorizado para aplicar medidas cautelares que limitan o prohíben el ejercicio del ministerio", explicó.

Después de explicar el proceso penal eclesiástico, monseñor Scicluna recordó que un aspecto fundamental del ejercicio pastoral de estos casos es la conexión adecuada con la jurisdicción civil por lo que pidió "respetar la competencia de las autoridades estatales. Las leyes deben ser respetadas y debemos colaborar por el bien de la Iglesia y por el bien de la sociedad en general".

Para que un juicio sea justo, el secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que el acusado debe tener la posibilidad de apelar, y una vez concluido el proceso "es deber del ordinario informar a la comunidad los resultados del proceso" se que haya sido declarado culpable o inocente.

En el caso de que las acusaciones hayan sido falsas y el acusado sea inocente, monseñor Scicluna reconoció que "sabemos todos perfectamente que es muy difícil restaurar el buen nombre de un sacerdote que fue acusado injustamente, la cuestión posterior de la asistencia en estos casos es muy importante para velar por los intereses y el buen nombre de la persona".

Por otro lado, el prelado señaló que es fundamental la selección de los candidatos al sacerdocio y sugirió que deben ser estudiados y aplicados a fondo los recientes documentos de la Congregación del clero, como la Ratio Fundamentalis, para prestar "la maexima atencioen al tema de la tutela de los menores y de los adultos vulnerables, vigilando cuidadosamente que quienes solicitan la admisioen a un seminario o a una casa de formacioen, o quienes presentan la solicitud para recibir las Oerdenes, no incurran de alguna manera en delitos o situaciones problemaeticas en este aembito".

Citando nuevamente la Ratio Fundamentalis remarcó que "los formadores deben garantizar un especial y pertinente acompanñamiento personal a quienes hayan sufrido experiencias dolorosas en este aembito" y agregó que "en el programa, tanto de la formacioen inicial, como de la formacioen permanente, se deben insertar lecciones especieficas, seminarios o cursos sobre la proteccioen de los menores".

También, abordó el tema de la selección de los obispos: "Los obispos y superiores religiosos tenemos el deber sagrado de ayudar al Santo Padre a llegar a un discernimiento adecuado sobre los posibles candidatos para el liderazgo como obispos".

"Es un grave pecado contra la integridad del ministerio episcopal ocultar o subestimar hechos que pueden indicar deficiencias en el estilo de vida o en la paternidad espiritual de los sacerdotes sujetos a una investigación pontificia sobre su idoneidad para el oficio de obispo".
Monseñor Scicluna citó de nuevo la carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda para remarcar que el pueblo de Dios espera que los obispos sean "santos, que vivan con sencillez y busquen día tras día la conversión personal" por lo que exhortó "a renovar su sentido de responsabilidad ante Dios, para crecer en solidaridad con su pueblo y profundizar su solicitud pastoral por todos los miembros de su rebaño".

En particular, el papa emérito sugirió en aquel entonces al episcopado preocuparse "por la vida espiritual y moral de cada uno de sus sacerdotes" y alentó a los laicos para cooperar "más plenamente en la vida y en la misión de la Iglesia".

Monseñor Scicluna finalizó su alocución, animando a los laicos para que desempeñen el papel que les corresponde en la vida de la Iglesia, y dirigiéndose al pleno afirmó, citando al papa Francisco, que "la conciencia de pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión".