Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Scheinig llamó a hacer de la Merced, una identidad

  • 27 de septiembre, 2021
  • Mercedes (Buenos Aires) (AICA)
Con una misa presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, la comunidad celebró el 24 de septiembre a su patrona, Nuestra Señora de las Mercedes.
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La arquidiócesis de Mercedes-Luján celebró el viernes 24 de septiembre a su Virgen patrona, Nuestra Señora de las Mercedes. La misa central estuvo presidida por el arzobispo, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, en la catedral metropolitana que lleva el nombre de la advocación, en la ciudad de Mercedes.

En los días previos, la comunidad de la iglesia catedral rezó la novena a María de las Mercedes, con mucho entusiasmo y alegría. En ese marco, la imagen de la Madre visitó las distintas comunidades parroquiales y educativas de la ciudad. En la víspera del 24 hubo un concierto del Ensamble “Ars Pulchra” de la ciudad y el mismo 24, bendiciones durante todo el día en la catedral y el rezo del rosario de luces en el atrio del templo.

La Eucaristía fue concelebrada por los vicarios generales, el párroco de la catedral, presbítero Juan Carlos Bouzou, sacerdotes de la ciudad y de la zona, y el rector del seminario, presbítero Lucas Jerez. Participaron de la misa los seminaristas y muchas personas que se acercaron al templo, al tiempo que otras siguieron la celebración a través de internet mediante el Facebook de la Catedral y los canales digitales del Santuario de Luján.

"Nuestra Señora de la Merced inspira una misión, una manera de estar en la vida, es un nombre que tiene una carga vital. No es cualquier nombre", afirmó el prelado en su homilía. "Hace a nuestra identidad, que viene de Dios. Dios mismo en su ser, es una relación de vida. El Padre, el Hijo, el Espíritu, es una comunidad de personas que se viven dando uno al otro, se dan y se reciben. Es una familia, una comunidad de amor", aseguró.

"Merced, es una gracia, un regalo de la vida que se entrega por otro y eso viene de nuestro Dios", continuó el prelado. "Jesucristo entre nosotros, su vida, su predicación, su misión, fue replicar lo que vive en Dios, darse al otro, darse a los otros, sin reservas, entregándose totalmente para dar la vida", recordó.

"Jesucristo es la purísima merced, es la máxima gracia. No es entregar algo al otro. El regalo es el mismo Jesús, que se entrega totalmente por nosotros, por puro amor, por pura gratuidad", sostuvo. 

"Nuestra Señora de la Merced, es una manera de ser, de vivir, de estar. La vida es para darla, para entregarla al otro, y si nuestros vínculos son sanos, de calidad, siempre liberan de toda cautividad, de toda esclavitud, dan libertad", consideró monseñor Scheinig.  "Jesucristo es el mercedario, la Madre es la mercedaria, la pura gracia. La Iglesia está invitada a ser mercedaria, dar para liberar en esa relación de Amor. 'Me entrego para que seas libre de toda esclavitud'. El Amor es el que libera", afirmó.

"Hoy celebramos nuestra identidad cristiana. Estamos llamados a darnos los unos a los otros con un vínculo de calidad, que dé libertad, que dé dignidad, que nos libere de toda esclavitud, de toda cautividad", animó, considerando que es una apuesta fuerte "en un mundo que esclaviza, que tiene el hábito de esclavizarnos, que se complejiza en la manera de vincularnos unos con otros, que hace vínculos insanos, de dependencia. Es muy urgente ser mercedarios, tener la capacidad de vivir de otra manera", exhortó.

Más adelante, el prelado alertó sobre las formas de esclavitud que genera el mundo: el hambre, el consumo, la trata de personas "son maneras de esclavitud, y no son experiencias que están lejos de nosotros. Las migraciones forzadas, masas humanas que se quedan sin tierra forzadas a salir de su tierra, de su cultura. Nuevas formas de esclavitud, que vamos generando", observó.

"No queremos un mundo agresivo, que nos encierra. No queremos un mundo que nos atrape en un individualismo sin salida. No queremos un mundo de nuevas esclavitudes”, afirmó.

"En este mundo difícil tenemos que tener muy fuertes nuestros sueños y deseos de ser mercedarios, con mucha capacidad de ayudarnos a darnos la vida unos a otros. Nos necesitamos", añadió. "Si no nos encontramos, si no nos entregamos los unos a los otros, no experimentaremos la gracia, la merced de Jesucristo y de su Madre. Nos quedaremos a mitad del camino. Tendremos el nombre, pero no la misión".

"Pidamos al Señor por esta ciudad, para que podamos ser los cristianos, luz y levadura, para que podamos fermentar esta comunidad con esta gracia, con esta merced”, rezó.+